Atesora a tu Familia

Atesora A Tu Familia - Devocionales Cristianos

Atesora a tu Familia que se convierte en el vínculo más importante para todo ser humano, ya que por medio de ella se obtiene y desarrolla el vínculo del amor, los valores, estilos de vida, educando de forma integral a las personas.

Es por ello que Dios le da una gran importancia a este grupo fundamental para toda la humanidad, ya que es indispensable para toda persona que le dará el crecimiento y desarrollo que se necesita desde el aspecto personal hasta ciudadano para mejorar la sociedad

Índice
  1. Atesora a tu Familia
  2. Las Bendiciones y Promesas de Dios para la Familia
  3. Cómo tener una Familia Consagrada a Dios
  4. Características de una Familia en Manos de Dios

Atesora a tu Familia

Atesora a tu Familia

Para poder entender la importancias de la familia, se debe saber que se está refiriendo a ese grupo fundamental que tiene la sociedad, ya que es a través de este núcleo las personas pueden recibir crecimiento y desarrollo integral en todos los aspectos de su vida, siendo esencial para la sociedad.

Es por medio de la familia que el ser humano puede recibir esa enseñanza de los valores, estilo de vida, creencias, cultura permitiendo que el ser humano pueda desenvolverse de la mejor manera, conllevando a ese desarrollo sustancial que tiene en la sociedad como un ente participante.

Todo ser humano debe atesorar a su familia porque en ella convergen esa diversidad de funciones que permiten su desarrollo, desde el aspecto emocional, protección, el sentido de pertenencia, el desarrollo psicológico, permitiendo aclarar su identidad al recibir la transmisión de su cultura y socialización de cada uno de los miembros que convergen su núcleo familiar.

Es por este motivo que desde la creación del hombre Dios le dio importancia y valor a esta unión, ya que se debe formar la familia para posicionarse en la tierra y establecer sus bases, que la podrán sostener como una creación fundamental del plan divino.

«Y Dios creó al ser humano a su imagen; lo creó a imagen de Dios. Hombre y mujer los creó, y los bendijo con estas palabras: «Sean fructíferos y multiplíquense; llenen la tierra y sométanla; dominen a los peces del mar y a las aves del cielo, y a todos los reptiles que se arrastran por el suelo»» (Génesis 1:27-28)

En este sentido, la familia cumple la función de socializar y educar, pues en ella se podrá consagrar a Dios y de ese modo obtener esas bendiciones divinas, que podrán descender a todos los miembros de este núcleo fundamental de la sociedad.

«Pero el amor del Señor es eterno y siempre está con los que le temen; su justicia está con los hijos de sus hijos, con los que cumplen su pacto y se acuerdan de sus preceptos para ponerlos por obra» (Salmos 103:17-18)

Las Bendiciones y Promesas de Dios para la Familia

Todo creyente debe tener conocimiento y darle valor a cada una de las bendiciones y promesas que Dios ha prometido para sus hijos, y de esa manera poderla disfrutar junto con su familia, ya que cuando se duda se está pecando porque Dios demanda a todos sus hijos que confíen y verán cumplidas todo lo que Él ha prometido.

«Ellos dijeron: Cree en el Señor Jesucristo, y serás salvo, tú y tu casa. Y le hablaron la palabra del Señor a él y a todos los que estaban en su casa» (Hechos 16:31)

Es por esto que en las Sagradas Escrituras y en el libro de Hechos se puede encontrar un mandato de creer en el Señor Jesús, y de esa manera toda su casa podrá ser salvo, es decir que su familia es parte de esa promesa y el mayor regalo que se le puede dar a todos sus familiares es declarar a Jesús como su único Salvador.

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“Alabad a Jehová, naciones todas; Pueblos todos, alabadle. Porque ha engrandecido sobre nosotros su misericordia y la fidelidad de Jehová es para siempre. ¡Aleluya!” (Salmos 117:1-2)

De este modo, una de las promesas que tiene mayor utilidad para toda la familia es que Dios es fiel y mantiene su misericordia para todos sus hijos, es decir que su hogar estará rodeado de una atmósfera de misericordia, de perdón, de amor, rebosando su paz en todos los miembros en su hogar.

Al igual que hay bendiciones y promesas dadas por Dios existen mandatos que deben ser guardados por cada uno de los creyentes, y de esa manera poder ser prosperados en cada uno de sus caminos, como lo refleja en el Libro de Josué:

  “Nunca se apartará de tu boca este libro de la ley, sino que de día y de noche meditarás en él, para que guardes y hagas conforme a todo lo que en él está escrito; porque entonces harás prosperar tu camino, y todo te saldrá bien» (Josué 1:8)

Es por ese motivo que las Sagradas Escrituras están llenas de citas bíblicas que hablan sobre esa salvación que es la mayor promesa que puede tener una persona, y poder lograr así cumplir el plan de Dios en su vida al arrepentirse de sus pecados.

“Venid luego, dice Jehová, y estemos a cuentas: si vuestros pecados fueren como la grana, como la nieve serán emblanquecidos; si fueren rojos como el carmesí vendrán a ser como blanca lana» (Isaías 1:18) 

Entendiéndose que el pecado separa a las personas de Dios, se puede decir que si una familia no se mantiene consagrada al Padre Celestial se está alejando de Él, y es por eso que cuando se arrepiente deciden cambiar su dirección y andar por el camino estrecho al que está llamando Jesús a todos en la tierra.

“Que si confesares con tu boca que Jesús es el Señor, y creyeres en tu corazón que Dios le levantó de los muertos, serás salvo» (Romanos 10:9)

“De cierto, de cierto os digo: El que oye mi palabra y cree al que me envió tiene vida eterna; y no vendrá a condenación, más ha pasado de muerte a vida» (Juan 5:24) 

Cómo tener una Familia Consagrada a Dios

Cómo tener una Familia Consagrada a Dios

Un creyente en Dios deberá anhelar que toda su familia pueda estar llena del propósito divino, ser reflejo de la voluntad de Dios en cada uno de ellos y ser esos embajadores del reino de los cielos en la tierra, para proclamar lo que dijo Josué delante de todo el pueblo de Israel:

«Y si mal os parece servir a Jehová, escogeos hoy a quién sirváis; si a los dioses a quienes sirvieron vuestros padres, cuando estuvieron al otro lado del río, o a los dioses de los amorreos en cuya tierra habitáis; pero yo y mi casa serviremos a Jehová» (Josué 24:15)

Todo esto refleja en entender que una familia que pueda estar conforme al corazón de Dios tiene la característica de ser ese núcleo que en unidad se rinde delante de Dios, y dedica sus vidas a caminar conforme a sus mandatos y preceptos, proclamando su reino no solo en palabras sino a través de sus acciones, empezando desde los padres que dan el ejemplo a sus hijos.

“Camina en su integridad el justo, sus hijos son dichosos después de él” (Proverbios 20:7)

De este modo, los padres tienen que cumplir los mandatos de Dios para que sus hijos tomen ese ejemplo, y se conviertan en los portadores de esa bendición de generación en generación que permitirá tener una vida llena de bendiciones, de modo que la instrucción de los padres a sus hijos es un mandato de Dios.

«Instruye al niño en su camino y aun cuando fuere viejo no se apartará de Él” (Proverbios 22:6)

De esta forma, Dios de una forma muy clara indica de que manera debe ser el comportamiento correcto de los padres, ya que ellos serán el ejemplo de sus hijos, y la Biblia explica que se deben conducir en integridad y de manera justa.

Esto se refiere a que deben llevar una vida que equivale a mantener una relación estrecha con Dios y poder ser reflejo de Él en todo lo que haga, y de esa forma tomar las mejores decisiones en cuanto a su hogar, hijos, trabajo y relaciones con los que están en su entorno.

Para ser una familia conforme al corazón de Dios, eso se establece dentro del hogar, con unos padres que direcciona a sus hijos en cuanto al conocimiento de los principios bíblicos y de tener una relación con Dios genuina.

Todo esto se logra a través de una buena comunicación que esté plegada de buenos consejos, de instrucciones dirigidas por el Espíritu Santo, en el que el altar de oración familiar esté levantado y fundamentado en la palabra de Dios.

Características de una Familia en Manos de Dios

Una familia que se encuentra en manos de Dios tiene algunas características principales que la llevarán a caminar conforma el propósito divino, y tendrán un vínculo inquebrantable sostenido por el Espíritu Santo de Dios, y en el que se dan las siguientes cualidades:

1. Es una familia que cree en el Señor Jesucristo, siendo esta una característica que lo diferencia del resto de lo que están en en su entorno, pues todo lo fundamentarán de acuerdo a las Sagradas Escrituras, ya que por medio de Jesús conocerán la verdad y serán libres.

«Porque nadie puede poner otro fundamento que el que está puesto, el cual es Jesucristo» (1ra. Corintios 3:11)

En este sentido al ser una familia fundamentada en Jesucristo podrán ver tangible cada uno de los frutos del Espíritu y convivirán en paz, amor, respeto, benignidad, igualdad, dejando a un lado el egoísmo, la rivalidad, el odio, el engaño y la mentira.

«Mas el fruto del Espíritu es amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe, mansedumbre, templanza: contra tales cosas no hay ley» (Gálatas 5:22-23)

De este modo esta familia caminará conforme al corazón de Dios, pues aceptará cada uno de sus capacidades y talentos, consagrando cada una de las acciones que emprenda demostrando su amor respeto y convicción de que Dios obra en su vida.

2. Otra característica de una familia que está en manos de Dios es que tiene una vida de adoración delante de la presencia del Padre Celestial, esto quiere decir que tiene una vida activa dentro de la congregación y en su hogar tiene un altar donde se reúnen, comparten la palabra y en un solo sentir alaban a Dios.

Esto quiere decir que cuando los miembros de una familia ofrece sus dones y talentos al servicio de la obra de Dios se podrán activar de una forma especial, y verán como Dios los usará con poder para su obra redentora llevando a cabo su plan divino, permaneciendo en el estudio de la Palabra de Dios en hermandad.

«¡Mirad cuán bueno y cuán delicioso es Habitar los hermanos juntos en armonía… Porque allí envía Jehová bendición y vida eterna» (Salmos 133:1,3)

Esto significa que cuando una persona se une con su familia en oración y adoración a Dios permitirá romper cadenas en su hogar, y recibir esas bendiciones que vienen del cielo, para tener una vida llena de prosperidad, sanidad, amor, paz y revelación de propósito de Dios en cada vida.

3. Una familia que está dirigida por Dios está llena de paz en su hogar, vive en integridad cumpliendo cada uno de sus roles, siendo ejemplo vivo del respeto y la prudencia que se respira en una oferta dirigida por Dios.

Esto quiere decir que aunque se tengan circunstancias difíciles que puedan poner en riesgo la integridad de la familia ellos se mantendrán confiando en Dios buscando en oración en ayuno esa respuesta que tanto necesitan y recibir ese consuelo necesario en cualquier tipo de circunstancia.

4. Una familia que está en manos de Dios será el reflejo de lo que viene del cielo dentro de su hogar y fuera de el, actuando con prudencia en todo momento siendo esos embajadores de Dios en la tierra, ya que ellos serán el espejo de lo que es correcto delante de los ojos del Padre Celestial.

«Así que, somos embajadores en nombre de Cristo, como si Dios rogase por medio de nosotros; os rogamos en nombre de Cristo: Reconciliaos con Dios» (2da. Corintios 5:20)

Esto se refiere a que se debe tener una genuina comunión con Dios, ya que eso evidenciará el compromiso que tiene la persona con el Señor, atesorando cada una de las cosas que les ha otorgado teniendo esa entrega incondicional a su obra.

En este sentido, una familia que es dirigida por Dios tomará decisiones sujetándose a lo que se ha revelado por el Espíritu Santo de Dios buscando siempre agradar su corazón, sin importar cuán difícil pueda ser el camino que deban recorrer harán la voluntad del Padre Celestial.

Para finalizar se puede decir que se debe atesorar la familia y levantar un altar de adoración en su hogar, para fortalecer su debilidades y de ese modo hará cosas hermosas en cada uno de los miembros de su hogar, permitiendo que el Espíritu Santo pueda conducirlos a lo que Dios está deseando para cada una de las familias.

«Y no os conforméis a este siglo; sino transformaos por medio de la renovación de vuestro entendimiento, para que comprobéis cuál sea la buena voluntad de Dios, agradable y perfecta» (Romanos 12:2)

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