La Fe es el motor que mueve a todo creyente en Dios, y es un fruto espiritual que cada día debe cuidar y ejercitarla, a través de su caminar diario, pues con ella se demuestra la convicción de la existencia de Dios.
Es por ello, que el creyente debe estar cada día conectado a la fuente de su fe, que es Dios, y se logra a través de la oración y comunión por el Espíritu Santo. Y si esa llama de la confianza se apaga, entonces ya no hay más opción que volver a reconectarse, a la verdadera fuente de lo que enseña la Biblia sobre la fe:
La Palabra habla en confiar en aquello que no se ve, ¿cómo hacerlo? cuando todo sale mal, es por ello que hay que ver lo que hicieron estos hombres y mujeres que relata la Biblia, y de esa forma reconectarse a la fuente de todas las cosas.
Ser un Creyente con Convicción
Por lo general, el ser humano se cree auto suficiente por tener aptitudes, talentos, bondades y posibilidades que considera obtener por su cuenta, pero es allí donde nuestra vida debe comprender que todo lo que se obtiene es obra de lo que no se ve, y estar en manos del Invisible es la esencia de su poder, y si se pierde esa convicción estás cayendo en negar la verdadera fe:
Lo que Dios exige a cada uno de los creyentes es tener una auténtica fe, pero en la actualidad es una de las mayores luchas que tiene los creyentes, y es por ello que hay que estudiar la Biblia, y ver los ejemplos de personas que vieron los maravillosos actos de Dios y fueron bendecidas por Él a consecuencia de su fe.
Como creyentes, es imprescindible entender la verdad de lo que significa la auténtica fe para poder superar los fracasos en los negocios, desgracias familiares, problemas de salud, y de esa forma ampararse en la fe y seguir a Dios sin vacilación dando así rotundo testimonio de Él y recibiendo su aprobación como lo hicieron:
Son estos algunos ejemplos de adversidades, y de hombres que se mantuvieron firmes en la fe a Dios, y lograron la recompensa prometida a los que no vacilan en creer.
¿Fe Auténtica o por Costumbre?
¿Tendré una verdadera fe en Dios? es una pregunta que los creyentes se hacen y que se responden sin entender su verdadero significado. Todos oyen hablar de fe, y la declaran a todo pulmón, al recitar un texto bíblico, o ser el primero en el culto de los domingos, o donar algo para los pobres.
Habrá muchos que dirán "yo reconozco a Dios en cada paso que doy". Otros dirán "Jesús es mi Salvador y me sostiene cada día", "Yo sirvo en la iglesia, soy misericordioso, cumplo sus mandatos". Y ciertamente son buenas apreciaciones de tener fe en Dios, que se entregan a la obra de Dios pero, verdaderamente, eso ¿significa tener una auténtica fe en Dios? Es por ello, importante analizar si realmente hay convicción o costumbre en ello, si hay amor o rutina, o si es algo innato que surge del amor a Dios.
Cuando viene la dificultad es donde se muestra la verdadera fe del creyente, alguna enfermedad grave, un accidente, la muerte de un familiar, problemas económicos, la quiebra total, son algunos ejemplos de situaciones que quizá aún en constante oración no cambian, y es donde se muestran estos panoramas:
Basado en ello se deduce que se cree en Dios, pero no de una manera auténtica ni se comprende su voluntad, que es la base de la confianza a la que Dios desea que tengan todos aquellos que creen en Él.
La duda viene a reflejar la debilidad a la que todo ser humano está arropado, pues la fe no la desarrollan en el sentido que Dios desea, que es en una verdadera comprensión a su voluntad, sino en poder recibir o no algo que se pide, esas bendiciones y promesas y poder aprovecharlas. Una suerte de interés vano que no es el deseado por Dios.
Creyentes con Fe auténtica
Los creyentes deben forjar su fe en la presencia en Dios.
Lo que dice la Biblia se entiende que la auténtica fe está en la capacidad de conservar un corazón que adore a Dios y se deje guiar por Él, ante cualquier entorno y circunstancias.
Todo creyente debe ser capaz en comprender la voluntad de Dios, dejarse guiar en todo entorno y situación, caminar a ciegas con el Invisible, y tomar las armas de lance auténtica,
En la Biblia hay un sinnúmero de hombres y mujeres valerosos, grandes ejemplos en demostrar una fe auténtica a Dios, como los siguientes casos:
La biblia relata que Abraham escuchó la voz de Dios y le indicó que debía irse de su parentela y seguir el camino que le tenía designado Dios para Él.
Y se fue Abram, como Jehová le dijo; y Lot fue con él. Y era Abram de edad de setenta y cinco años cuando salió de Harán.Tomó, pues, Abram a Sarai su mujer, y a Lot hijo de su hermano, y todos sus bienes que habían ganado y las personas que habían adquirido en Harán, y salieron para ir a tierra de Canaán; y a tierra de Canaán llegaron» (Génesis 12:1-5)
Se puede notar que Abraham no dudo en lo que Dios le indicó, y obedeció con fe en su nuevo rumbo, abandonando su comodidad para caminar a la voluntad de Dios, para su vida. Luego vemos cómo, se cumplía esa palabra en ser bendecido en todo lugar que llegaba.
Sin embargo, la gran prueba de fe llega a los cien años de edad, cuando Dios le promete un hijo en su vejez, con una esposa en edad avanzada. Y al tenerlo en sus brazos, Dios le dice a Abraham que debe ofrecerlo en sacrificio. En ese momento cualquier persona puede pensar que esa noción que usó Dios es súper descabellada y fuera de nociones humanas, por lo que de seguro se negociaría con Dios o quizá se negarían a hacerlo.
Pero se ve un ejemplo que todos los creyentes deben tomar y es obedecer sin mirar atrás, pues fue capaz de someterse, verdaderamente, a la voluntad de Dios y se dispuso en entregar en sacrificio a Isaac, como lo relata la Biblia:
Y Abraham se levantó muy de mañana, y enalbardó su asno, y tomó consigo dos siervos suyos, y a Isaac su hijo; y cortó leña para el holocausto, y se levantó, y fue al lugar que Dios le dijo. Al tercer día alzó Abraham sus ojos, y vio el lugar de lejos…
Y cuando llegaron al lugar que Dios le había dicho, edificó allí Abraham un altar, y compuso la leña, y ató a Isaac su hijo, y lo puso en el altar sobre la leña. Entonces Abraham extendió su mano y tomó el cuchillo para sacrificar a su hijo Y extendió Abraham su mano y tomó el cuchillo para degollar a su hijo.
Entonces el ángel de Jehová le dio voces desde el cielo, y dijo: Abraham, Abraham. Y él respondió: Heme aquí.Y dijo: No extiendas tu mano sobre el muchacho, ni le hagas nada; porque ya conozco que temes a Dios, por cuanto no me rehusaste tu hijo, tu único» (Génesis 22:3-4, 9-12)
Es evidente que cualquier otro se hubiese negado, pues el ser humano es sensible y eso le causaría mucho dolor, pero Abraham no negoció, no protestó, solo obedeció, y lo hizo de la manera correcta, con una fe auténtica sabiendo que así como le había prometido su hijo el se lo podría quitar.
Luego vemos el final de Abraham donde su fe y obediencia auténtica, le valió la aprobación y las bendiciones de Dios permitiéndole ser el precursor de muchas naciones, y su descendencia hasta ahora sigue prosperando y se ha multiplicado y formado grandes naciones.
La Biblia cuenta la historia de Job, que tenía una familia grande, su economía era próspera, tenía muchos sirvientes, y todos en el pueblo le tenían gran respeto por su integridad.
Sin embargo, cuenta la Biblia que fue atacado por Satanás, produciendo la pérdida de todas sus posesiones y la pérdida de sus 10 hijos en un solo día, y en su cuerpo se produjo una enfermedad, que se convirtió en un llaga.
Con esta prueba, difícilmente, cualquier otra persona se lanzaría a contener con Dios o dejarse morir. Pues paso de ser el hombre más importante al más desvalido de todos siendo además juzgado y atacado por su familia y sus amigos.
Y se puede ver como Job no dirigió una palabra de queja a Dios, y lo adoró en medio de la circunstancia:
Jehová dio, y Jehová quitó; sea el nombre de Jehová bendito. En todo esto no pecó Job, ni atribuyó a Dios despropósito alguno» (Job 1: 20-22)
Aún en medio de su enfermedad se mantuvo íntegro, y rechazó las sugerencias de su esposa, que lo incitaba a enmancillar el nombre de Dios:
A través de esta prueba Job demostró su integridad, y una fe auténtica, y se abstuvo de pecar en Palabra y se presentó en adoración. Creyendo que todas las circunstancias estaban en las manos de Dios y que todas se afrontaban mirando al Invisible, y estas eran dirigidas por Él y no eran obra del hombre.
A través de este testimonio se muestra como Job entendió que todas sus riquezas provenían de la soberanía y disposición de Dios, y que no eran fruto de su labor. Es por ello que no debía discutir a la voluntad de Dios ni quejarse de Él.
Y luego de superar esta situación, donde mantuvo íntegra su fe, y Dios se le apareció en medio de una tempestad entregándole bendiciones más grande, y su condición postrera fue mayor que la primera.
A través de estos ejemplos, se puede saber la clave de la fe auténtica en Dios: comprender la soberanía de Dios y creer que todas las circunstancias se encuentran plenamente al alcance de Él. Además, de conocer el lugar que se tiene como criaturas dependientes de Dios.
Si son difíciles las circunstancias o los problemas, no es tiempo de abandonar a Dios, sino ser capaces de entender y buscar su voluntad, que es buena agradable y perfecta, mantener firme el testimonio de Dios, y aquellos que se mantienen firmes son aquellos que pueden tener una auténtica fe en Dios.
Forjando una Auténtica Fe en Dios
Para tener una auténtica fe, el creyente deberá sumergirse en reconocer la soberanía de Dios en todas las circunstancias, personas, negocios, o proyectos. Siendo consonos con los anhelos del creyente o no, o si son beneficiosos o no, debe entender el lugar en ser un ser creado y caminar en la voluntad de Dios adorándolo de corazón.
Hay que comprender las intenciones de Dios en todos los campos de la vida, y acercarse un poco a sus pensamientos:
De ello poco a poco se podrá fortalecer y forjar una auténtica fe, como la de Job que se fue forjando en medio de su circunstancia adversa, que fue creciendo mientras vivía el proceso, experimentando la soberanía de Dios cada día, mientras buscaba el conocimiento de Dios.
El creyente debe ser capaz de seguir los ejemplos de cada uno de los héroes de la fe, que habla la biblia en Hebreos 11, centrándose en poder experimentar y entender la verdadera soberanía de Dios en las vidas alcanzando un verdadero conocimiento de Dios, para poder cultivar una auténtica fe en Él.
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