7 Oraciones Poderosas en Semana Santa

Y la gente que iba delante y la que iba detrás aclamaba, diciendo: !!Hosanna al Hijo de David! !!Bendito el que viene en el nombre del Señor! !!Hosanna en las alturas! Cuando entró él en Jerusalén, toda la ciudad se conmovió, diciendo: ¿Quién es éste? Y la gente decía: Este es Jesús el profeta, de Nazaret de Galilea» (Mateo 21:6-11)

«Bendito Dios en esta hora levantamos un adoración delante de ti, porque eres tú el Todopoderoso, el que abre camino en la dificultad, y ministra nuestras vidas para llenarnos de fortaleza y de esa presencia divina, que trae sanidad pureza, benignidad y amor genuino.

Hoy que iniciamos la semana santa en este domingo de ramos recordamos ese momento que tú viviste Jesús al entrar a Jerusalén en esa última semana que tuviste aquí en la tierra, donde con valor, fortaleza y mucha fuerza seguiste adelante a sabiendas que ibas a morir por nosotros.

El día de hoy estamos delante de ti agradecidos Jesús por esa fuerza que tuviste de seguir y entrar a esa ciudad qué te llevaría en sacrificio a morir en una cruz. Gracias te damos por tu poderoso amor, que no tiene entendimiento, y que es derramado para cada uno de nosotros.

Te pido mi Dios que de esa manera en como tú Jesús entraste en Jerusalén confiando en Dios en que todo obrará para bien, te pedimos que seamos llenos de ese dominio propio, para que caminemos conforme al propósito divino aquí en la tierra y seamos obedientes, así como lo hiciste tú.

Te doy gracias Jesús por ese paso que diste ese día en que elevaban adoración y decían ¡Hosanna! ¡Hosanna! hoy declaramos ¡Hosanna al que vive! a ti El Salvador de todos nosotros. Gracias Padre por este momento que vivimos, y por esta semana que iniciamos que será de grandes bendiciones en el nombre de Jesús» Amén.

«Seis días antes de la pascua, vino Jesús a Betania, donde estaba Lázaro, el que había estado muerto, ya quien había resucitado de los muertos. Y le hicieron allí una cena; Marta servía, y Lázaro era uno de los que estaban sentados a la mesa con él.

Entonces María tomó una libra de perfume de nardo puro, de mucho precio, y ungió los pies de Jesús, y los enjugó con sus cabellos; y la casa se llenó del olor del perfume. Y dijo uno de sus discípulos, Judas Iscariote hijo de Simón, el que le había de entregar: ¿Por qué no fue este perfume vendido por trescientos denarios, y dado a los pobres?

Pero dijo esto, no porque se cuidara de los pobres, sino porque era ladrón, y teniendo la bolsa, sustraía de lo que se echaba en ella. Entonces Jesús dijo: Déjala; para el día de mi sepultura ha guardado esto. Porque a los pobres siempre los tendréis con vosotros, mas a mí no siempre me tendréis» (Juan 12:1-8)

«Poderoso Dios en este día te alabo, te exalto, porque tuyo es el poder, tuyo es el dominio, tuya es toda la gloria porque ante ti toda rodilla se va a doblar Jesús, en este día que recordamos ese momento en el que María derramó el mejor perfume a tus pies, hoy lo hacemos nosotros.

Elevamos nuestra adoración delante de tu presencia, para adorarte y exaltar tu nombre porque fuiste tú el que hizo ese sacrificio por cada uno de nosotros, quién preparó su vida en la tierra para estar limpio y sin manchas, y ser el cordero inmolado para salvación de la humanidad.

Queremos en esta semana santa hacer como lo hizo esa mujer que impregnó con la fragancia del mejor perfume la habitación donde estaban, queremos estar delante de tu presencia elevando la mejor adoración y alabanza para que puedas ser glorificado por nuestra alma que te ama.

Estamos delante de ti Señor para enjugar tus pies con nuestra mejor adoración queremos ser discípulos tuyos llenos de humildad de amor en el que podamos servirte de manera genuina y ser aceptos delante de ti por nuestros corazones genuinos llenos de amor.

Que en este día podamos tener ese proceso de purificación y limpieza que tuviste tú Jesús, al ser preparado tu cuerpo para el sacrificio. Hoy declaramos que nuestros cuerpos están preparados para ser santificados en el nombre de Jesús» Amén.

«Querido Padre Celestial en este día nos postramos delante de ti, adorándote y exaltando tu poderoso Nombre, porque tu amor es inigualable y nos rodea cada día a pesar de que te fallamos a diario, tú estás allí para bendecir a tus hijos que tantos amas.

Hoy levantamos nuestras manos en acción de gracias por tu misericordia y por tu amor, porque todos los días nos sorprende con todas las bendiciones que nos entregas, creyendo que en este día seguirás abrazándonos y estableciendo tu plan divino en nuestras vidas.

Hoy queremos en esta semana santa limpiar nuestra alma por todos esos pecados que nos hacen actuar así como lo hizo Judas que te traicionó Jesús, te pedimos que seas tú limpiándonos de todo aquello que nos asedia y nos hace hacer las cosas mal delante de tu presencia.

Querido Dios queremos que nos hagas personas correctas que el fruto del Espíritu se haga tangible en cada uno de nosotros y que podamos tener amor, paz, benignidad, mansedumbre, dominio propio y que nuestro corazón no tenga indicio de traición y de maldad.

Por eso te damos gracias Señor porque tú Jesús viniste a salvarnos, y nos sacastes de ese lodo oscuro que nos llevaba a la perdición. Hoy sabemos que esta oración llega ante tu trono santo, y que veremos cumplida cada una de tus obras en nuestras vidas en el nombre de Jesús» Amén.

«Padre Todopoderoso en este día me postro delante de tu presencia para adorarte y exaltarte, declarando y estableciendo que tu presencia está en medio nuestro, y que tu Santo Espíritu gobierna nuestros corazones, haciéndonos cada día mejores personas delante de ti y de los hombres.

En este día de la semana santa que recordamos como Judas vendió su lealtad a ti Jesús, por unas monedas hoy queremos ser limpios de toda avaricia que quiera gobernar nuestros pensamientos, y que nos haga alejarnos de ti, hoy echamos fuera todo amor al dinero y establecemos que somos leales a ti.

Líbranos de todo interés de apreciar más el valor de las cosas físicas a las cosas espirituales, que son las que deben gobernar nuestra vida. Hoy alejanos Señor de querer vendernos ante las cosas del mundo y deshonrar tu nombre.

Purifica nuestra alma de todos los deseos carnales que han permitido alejarnos de ti, que sea tu Espíritu Santo guiándonos, dirigiendo cada paso que demos y poder ser de ejemplo en lealtad y amor al prójimo y a ti.

Hoy te damos gracias porque sabemos que esta oración llega ante tu altar y que veremos cumplido de forma tangible en nuestra forma de actuar cada una de estas peticiones que hemos hecho delante de ti, lo declaramos en el nombre de Jesús» Amén.

«Querido Padre Celestial en este día de semana santa nos consagramos delante de tu presencia, porque es un día especial, donde esta semana santa ponemos delante de ti nuestra alma y corazón para ser santificados en tu santo nombre.

Te pedimos Señor que puedas activar en cada uno de nosotros el don del servicio, que podamos ver tangible en nuestra vida el fruto del Espíritu donde el amor, la mansedumbre, la misericordia, la bondad, la benignidad, pueda ser mostrada a través de nuestras buenas obras delante de los hombres.

Queremos ser un reflejo de lo que fue Jesús aquí en la tierra, que estaba lleno de humildad y amor hacia él necesitado. Hoy pedimos que en cada uno de nuestros corazones puedan ser llenos de esa esencia divina, que diferenció a Jesús de todo hombre aquí en la tierra.

Que cada día podamos tener un corazón bondadoso, lleno de humildad y amor hacia las personas, que cada día conforme a nuestra búsqueda en intimidad podamos tener la revelación divina, para llevar tu palabra que transforma las vidas.

Mi querido Dios te pedimos que nos hagas cada vez más humildes, servidores, quita de nosotros todo sentimiento de avaricia y egoísmo, que podamos ver tangibles las buenas obras en nuestra vida conforme a tu propósito divino, lo creemos en el nombre de Jesús» Amén.

«Cuando era como la hora sexta, hubo tinieblas sobre toda la tierra hasta la hora novena. Y el sol se oscureció, y el velo del templo se rasgó por la mitad. Entonces Jesús, clamando a gran voz, dijo: Padre, en tus manos encomiendo mi espíritu. 

Y habiendo dicho esto, expiró. Cuando el centurión vio lo que había acontecido, dio gloria a Dios, diciendo: Verdaderamente este hombre era justo. Y toda la multitud de los que estaban presentes en este espectáculo, viendo lo que había acontecido, se volvían golpeándose el pecho. Pero todos sus conocidos, y las mujeres que le habían seguido desde Galilea, estaban lejos mirando estas cosas» (Lucas 23:44-49)

«Querido Padre Celestial en este día me pongo delante de tu presencia, porque gracias a ese sacrificio hecho en la cruz por Jesús podemos entrar a ese lugar santísimo donde tu presencia nos llena a todos nosotros.

Por medio de ese sacrificio en la Cruz hoy podemos elevar una oración delante de ti, y poder recibir tu respuesta, llenándonos de tu amor, fortaleciéndonos en salud, proveyendo del alimento, y de todo lo que necesitemos y sobretodo tenemos tu poderosa salvación.

Te doy gracias Padre porque eres tú regalándonos tu amor, y en este día de Semana Santa nos haces un recordatorio de como Jesús se convirtió en ese cordero perfecto para el sacrificio, y así derramar su sangre por la cual todos hemos sido redimidos.

Estas oraciones que realizamos durante toda esta semana santa vienen a renovar esa conexión contigo Jesús, y que podamos cada día ser llenos de tu poderosa presencia, que nuestras acciones cambien para ser reflejo verdadero de tu poder aquí en la tierra.

Te damos gracias Señor por la salvación y por eso es sacrificio que hiciste en la cruz creyendo que cada día agradeceremos en acciones y en palabras por todo es amor derramado en esa Cruz hoy lo declaramos en el nombre de Jesús» Amén.

«Padre Celestial en el nombre poderoso de tu hijo amado Jesús, quien padeció en una cruz por amor a la humanidad, en este momento recordamos en esta semana santa como el sufrió en una cruz para convertirse en el Rey de Reyes y Señor de Señores.

Hoy te amamos y te alabamos te damos la honra y toda la gloria Jesús, porque por medio de ese sacrificio tú nos liberaste, trajiste sanidad a nuestra vida, y rompiste las cadenas de opresión que gobernaban nuestras almas.

Gracias Padre por enviar a tu hijo para salvarnos, permitir que ese velo haya sido roto, y poder tener la oportunidad de acercarnos a tu presencia, obrando de una manera sobrenatural en cada uno de nosotros, que nos acercamos con corazones agradecidos a ti.

En medio de ese sacrificio que tú hiciste por nosotros Jesús, sabiendo que te íbamos a fallar no puedo hacer otra cosa que darte gracias, y pedirte perdón porque por mis pecados fuiste a esa cruz, te pido que cada día seas tú ayudándome a ser mejor persona.

Te doy gracias Padre Celestial porque esta semana santa puedo comprender ese valioso sacrificio, es por ello que declaro que seré gobernado por tu Espíritu Santo, y cada día de mi vida seré testimonio tuyo. Hoy lo declaro en el nombre poderoso de Jesús» Amén.

«Mientras ellos aún hablaban de estas cosas, Jesús se puso en medio de ellos, y les dijo: Paz a vosotros. Entonces, espantados y atemorizados, pensaban que veían espíritu.Pero él les dijo: ¿Por qué estáis turbados, y vienen a vuestro corazón estos pensamientos?

Mirad mis manos y mis pies, que yo mismo soy; palpad, y ved; porque un espíritu no tiene carne ni huesos, como veis que yo tengo. Y diciendo esto, les demostraron las manos y los pies» (Lucas 24:36-40)

«Padre Todopoderoso en este día de la semana santa que culmina gracias a la resurrección de nuestro señor Jesús, quién vive y reina por los siglos de los siglos. Hoy te alabo y te exalto porque tu plan divino se sigue ejecutando en nuestras vidas.

Gracias te doy por que conforme a esa resurrección que tuvo Jesús, todos nosotros los que creemos en tu nombre podremos partir de esta tierra y resucitar a una vida llena y plena delante de ti para la eternidad, donde tendremos paz y tranquilidad.

Hoy tengo confianza en que cuando yo me acerco a ti tú me escuchas Señor, y me perdonas cada vez que fallo porque en esa cruz te llevaste todas mis fallas, y pecados, me trajiste libertad a mi alma permitiendo conocer tu poderosa verdad y salvación.

Eres bueno y maravilloso mi Dios, porque esa victoria que nos has dado en la cruz permite que nuestro vivir diario sea lleno de grandes bendiciones, que podríamos ser cubiertos de tu presencia divina dándonos la oportunidad de recibir cada una de las promesas que tú has preparado para tus hijos.

Hoy me siento feliz y agradecido de haberte conocido Señor, de tener la oportunidad de recibir tu perdón, y reconocer cada día todos los planes que tienes para mi vida. Hoy confío en que cada día seguiré lleno de ti en el nombre poderoso de Jesús» Amén.