De qué forma confundirse cuando Dios dice que No

Cuando Dios Nos Dice Que No

Cuando Dios nos dice que no es porque en el plan divino conoce que es lo más adecuado para cada uno de sus hijos, y en la búsqueda del bienestar detendrá lo que puede ser un fracaso, impedimento o un momento de dolor para la persona.

Es por ello, que cada una de las personas debe comprender que la voluntad de Dios es la que se ejecuta en su vida, por lo que hay que estar en oración, estudio de la palabra y de esa forma tener la conexión con Dios de forma permanente, y así hacer su voluntad.

Índice
  1. Cuando Dios nos dice que No
  2. Consecuencias al desobedece cuando Dios dice que No
  3. De qué forma no confundirse cuando Dios dice que No

Cuando Dios nos dice que No

Cuando Dios nos dice que No

Los creyentes cuando realizan una oración están buscando una respuesta positiva de parte de Dios, ante lo que se está solicitando, ya que las Sagradas Escrituras enseña que todo lo que se pide en el nombre de Jesús, Él lo hará.a favor de sus hijos.

  • “Y todo lo que pidiereis en oración, creyendo, lo recibiréis” (Mateo 21:22)
  • “Y todo lo que pidáis en mi nombre, lo haré, para que el Padre sea glorificado en el Hijo. Si me pedís algo en mi nombre, yo haré” (Juan 14:13-14)
  • «Y esta es la confianza que tenemos delante de El, que si pedimos cualquier cosa conforme a su voluntad, El nos oye» (1ra. Juan 5:14)

Sin embargo, existen situaciones donde Dios deberá decir que No como respuesta a la solicitud de la persona, y eso sucede porque las oraciones no están hechas conforme a la voluntad del Padre Celestial, o es simplemente para ser protegidos de lo que pueda acontecer o vivir, como en las ocasiones que protegió a los apóstoles de alguna adversidad.

“Y les fue prohibido por el Espíritu Santo hablar la palabra en Asia; y cuando llegaron a Misia, intentaron ir a Bitinia, pero el Espíritu no se lo permitió” (Hechos 16:6-7)

Ante ello, existen diversos motivos que pueden producir que la oración realizada por una persona tenga una respuesta negativa por parte de Dios, y son los siguientes motivos:

  • Cuando Dios nos dice que no es porque la oración es realizada de forma egoísta, y solo lo busca satisfacer su deleite en buscar su bienestar, únicamente, ese tipo de oración no es vista con agrado por Dios.

“Pedís, y no recibís, porque pedís mal, para gastar en vuestros deleites” (Santiago 4:3)

Al escudriñar las Sagradas Escrituras se puede revisar la oración modelo dada por Jesús, y en ella Él muestra que cuando se pida se haga de forma plural, no únicamente para su vida personal, sino para todos aquellos que se encuentran a su alrededor y puedan recibir la bendición de Dios.

Dios dice no

«Vosotros pues, oraréis así: Padre nuestro que estás en los cielos, santificado sea tu nombre. Venga tu reino. Sea hecha tu voluntad, como en el cielo, así también en la tierra. Danos hoy nuestro pan cotidiano.

Y perdónanos nuestras deudas, como también nosotros perdonamos á nuestros deudores. Y no nos metas en tentación, mas líbranos del mal: porque tuyo es el reino, y el poder, y la gloria, por todos los siglos. Amén» (Mateo 6:9-13)

  • Dios nos dice que No porque la persona no se encuentra en el orden de Dios, ya que es una persona que está en pecado, y no mantiene una relación con Dios, este tipo de caso no podrá recibir una respuesta positiva a su petición.

«Si permanecéis en mí, y mis palabras permanecen en vosotros, pedid lo que queráis y os será hecho» (Juan 15:7)

Esto significa que cuando no se encuentra una persona en comunión con Dios, estará lejos de Él, ya que el Señor desea que el hombre se arrepienta de los malos pasos, y poder conciliar y renovar esa comunión que Dios desea con sus hijos.

  • Cuando Dios nos dice que No es para evitar alguna situación de la que no estamos preparados, y aunque la persona no pueda entenderlo de forma inmediata, al pasar el tiempo podrá entender que la voluntad de Dios siempre es la mejor para su vida, ya que los planes que tiene Dios son mayores a los que en ese momento recibiría la persona.

«Porque mis pensamientos no son vuestros pensamientos, ni vuestros caminos mis caminos, dijo Jehová. Como son más altos los cielos que la tierra, así son mis caminos más altos que vuestros caminos, y mis pensamientos más que vuestros pensamientos» (Isaías 55:8-9)

Esto sucedió en muchas ocasiones a los discípulos, quienes tenían ese anhelo de llevar el evangelio a algún pueblo en especifico, y Dios les indicaba que no era el momento, o simplemente les detenía los planes, pues Él tenía algo diferente preparado para ellos.

«Y atravesando Frigia y la provincia de Galacia, les fue prohibido por el Espíritu Santo hablar la palabra en Asia; y cuando llegaron a Misia, intentaron ir a Bitinia, pero el Espíritu no se lo permitió. Y pasando junto a Misia, descendieron a Troas.

Y se le mostró a Pablo una visión de noche: un varón macedonio estaba en pie, rogándole y diciendo: Pasa a Macedonia y ayúdanos. Cuando vio la visión, en seguida procuramos partir para Macedonia, dando por cierto que Dios nos llamaba para que les anunciásemos el evangelio» (Hechos 16:6-10)

Consecuencias al desobedece cuando Dios dice que No

Consecuencias al desobedece cuando Dios dice que No

Los creyentes cuando le piden ayuda a Dios anhelan recibir una respuesta positiva, pero en muchas ocasiones ante esa espera actúan a pesar de recibir la respuesta negativa por parte de Dios, y eso le sucedió al pueblo de Israel.

“Entonces respondisteis y me dijisteis: Hemos pecado contra Jehová; nosotros subiremos y pelearemos, conforme a todo lo que Jehová nuestro Dios nos ha mandado. Y os armasteis cada uno con sus armas de guerra, y os preparasteis para subir al monte.

Y Jehová me dijo: Diles: No subáis, ni peleéis, pues no estoy entre vosotros; para que no seáis derrotados por vuestros enemigos. Y os hablé, y no disteis oído; antes fuisteis rebeldes al mandato de Jehová, y persistiendo con altivez subisteis al monte.

Pero salió a vuestro encuentro el amorreo, que habitaba en aquel monte, y os persiguieron como hacen las avispas, y os derrotaron en Seir, hasta Horma” (Deuteronomio 1: 41-44)

En esta cita bíblica se evidencia como el pueblo de Israel desobedeció a Dios, y perdieron la oportunidad de conquistar esa tierra prometida, ya que colocaron por delante la altivez y sus deseos por encima a la orden que Dios les había entregado.

Es por ello, que el pueblo de Israel antes de esa batalla habían tenido un conflicto con Dios, es por ese motivo que Él les dijo que no los acompañaría en dicha pelea, sin embargo ellos dijeron "subiremos y pelearemos, conforme a todo lo que Jehová ha mandado” 

Con dicha exclamación el pueblo de Israel pensaron que con sus fuerzas saldrían vencedores, por lo que recibieron la respuesta de Dios “Diles: No subáis, ni peleéis, pues no estoy entre vosotros; para que no seáis derrotados por vuestros enemigos”, y ante la respuesta dada por Dios ellos actuaron.

Y ante esa desobediencia frontal del pueblo de Israel, se puede ver como todos ellos fueron derrotados por los enemigos, ya que anteponieron sus deseos y emociones a la voluntad de Dios, pues se taparon los oídos, desobedeciendo, y actuando a su antojo.

Y el resultado de no obedecer produjo la derrota humillante del pueblo de Israel, y dicha situación ocurre en la actualidad, cuando el creyente actúa deliberadamente cumpliendo su voluntad y no hace caso al mandato de Dios, por lo que la Biblia muestra este ejemplo enseñando a que el creyente tome en cuenta la voluntad de Dios.

Asimismo, es importante comprender que cuando Dios nos dice que no es por un motivo de gran peso y valor para el rumbo de la vida de la persona, por ello cuando se desobedece las personas son las únicas causantes y responsables de su fracaso, o de la situación que les toque vivir, producto de no escuchar la orden de Dios.

Ante ello es importante detener la voluntad humana, carnal y pecaminosa, que muchas veces lo que desea es imponerse ante Dios, y aceptar con humildad cuando Dios nos dice que no, pues de ello permitirá el cumplimiento del propósito divino en su vida, que será de gran bendición.

De qué forma no confundirse cuando Dios dice que No

De qué forma confundirse cuando Dios dice que No

Las Sagradas Escrituras enseñan que a través de las oraciones Dios podrá responder cada una de las peticiones que realicen los creyentes, es por ello que se debe tomar en cuenta la instrucción que Él da, y realizar la oración con aspiración a obtener las respuestas positivas de parte de Dios, pero en correcta disposición de corazón.

«Clama a mí, y yo te responderé, y te enseñaré cosas grandes y ocultas que tú no conoces» (Jeremías 33:3)

Es por ello, que cuando las personas oran a Dios e insisten que Él les de una respuesta positiva después que ya ha dicho que no, lo que está buscando es adecuar la voluntad de Dios con la suya, esto quiere decir que quiere que todo obre según los placeres personales, dejando a un lado lo que Dios ha dispuesto para su vida.

«En cuanto a Dios, perfecto es su camino, y acrisolada la palabra de Jehová; escudo es a todos los que en él esperan» (Salmos 18:30)

Ante eso es importante cumplir con algunas fases para poder entender de que forma actuar cuando Dios nos dice que no, y son los siguientes:

  • Se tiene que orar esperando que Dios le haya dado la respuesta.
  • Podrá solicitar algún tipo de señal a Dios, para confirmar la respuesta, que le hable por sueños, visión o a través de alguna cita bíblica de las Sagradas Escrituras.
  • En todo momento deberá tener paciencia a la hora de recibir la respuesta de parte de Dios, y de ese modo poder comprender la voluntad para su vida.

De este modo, se puede decir que cuando Dios nos dice que no es para que sus hijos entiendan que es Él quien va a obrar en su camino, y cumplirá el propósito divino que ha preparado para todos sus hijos, a quienes los tiene en sus manos, y entender que no es la voluntad humana la que se ejecuta, sino la voluntad de Dios, la que viene del cielo que es perfecta y agradable como lo dice la Biblia.

«No os conforméis a este siglo, sino transformaos por medio de la renovación de vuestro entendimiento, para que comprobéis cuál sea la buena voluntad de Dios, agradable y perfecta» (Romanos 12:2)

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