Ser la Sal y Luz del Mundo es lo que dice Dios que sean todos aquellos creyentes en su nombre, que puedan cumplir sus mandatos y ser de testimonio a todos aquellos que hacen maldad y están envueltos en injusticias, y en el pecado.
Todos aquellos creyentes en Dios se convierten en libro abierto, en un espejo en el que el mundo pone sus ojos, por ello Jesús enseña e invita a todos sus seguidores que deben ser esa sal que purifica todo lo que está dañado, y ser esa luz con la cual ilumina aquello que está envuelto en tinieblas.
Ser la Sal y Luz del Mundo
Ser la sal y luz del mundo no es cosa fácil, es por ello que Jesús enseña en su palabra de qué forma debe caminar aquellos que deciden seguir los mandatos de Dios, y por eso luego de enseñar y proclamar las Bienaventuranzas Jesús hace referencia a quienes debían ser aquellos que lo seguirían.
«Vosotros sois la sal de la tierra; pero si la sal se desvaneciere ¿con qué será salada? no sirve más para nada, sino para ser echada fuera y hollada de los hombres. Vosotros sois la luz del mundo; una ciudad asentada sobre un monte no se puede esconder. Ni se enciende una luz y se pone debajo de un almud, sino sobre el candelero, y alumbra a todos los que están en casa. Así alumbre vuestra luz delante de los hombres, para que vean vuestras obras buenas, y glorifiquen a vuestro Padre que está en los cielos» (Mateo 5:13-16)
De estas palabras se pueden mencionar varias aplicaciones tanto en el tiempo que fueron dichas, como en la actualidad que viene a develar el propósito divino al que están llamados todos aquellos hijos de Dios.
Ser la Sal de la Tierra
Cuando Jesús hace mención de la sal en el contexto judío, este elemento era usado en ese tiempo para la realización de algún tipo de holocausto a Dios, o una ofrenda convertida en pacto entre el hombre con Dios, como lo hizo con David.
«¿No sabéis vosotros, que Jehová Dios de Israel dió el reino a David sobre Israel para siempre, a él y á sus hijos bajo pacto de sal?» (2da. Crónicas 13:5)
Cuando se habla que la sal es un elemento de pureza, hay que contextualizar además en que es ese elemento que se usa para preservar los alimentos cuando estaba a punto de dañarse. Por ello Jesús hace un símil entre el hombre y la sal dando a entender que el hombre o mujer que está lleno de Dios, es el ente que viene a purificar lo que está muerto en otra persona, y en sí mismo.
De esa forma, quiere decir que los seguidores de Jesús deben ser puro como la sal, llenos de esos nutrientes que vienen a mantener esas vidas y su propia vida con ese sabor de santidad, que se logra a través de la oración, la lectura de la Biblia y todo aquello que lo acerca a Dios, cumpliendo sus mandatos y preceptos.
Asimismo, Jesús no solo hace énfasis en ser esa sal de la tierra, sino que hace referencia a lo que ocurre cuando se apartan del propósito de Dios, perdiendo la esencia divina, así como le ocurre a la sal.
«pero si la sal se desvaneciere ¿con qué será salada? no sirve más para nada, sino para ser echada fuera y hollada de los hombres» (Mateo 5:13)
Eso quiere decir que cuando la sal es mezclada con otros elementos puede perder su función salina y ya no sirve para nada. De la misma forma sucede cuando el hombre se llena de cosas que lo desvían del propósito de Dios, y permite que el pecado gobierne su vida, por lo cual es desechado, así como sucede con la sal.
Es por ello, que Jesús alerta a que no le suceda como la sal al perder su sabor. De esta forma, la Biblia es muy clara al mencionar en varios versículos que se deben cuidar de no tener relaciones con el pecado y el mundo.
“¡Ay, gente adultera! ¿No saben que la amistad con el mundo es enemistad con Dios? Todo aquel que quiera ser amigo del mundo, se declara enemigo de Dios” (Santiago 4:4)
“Porque todo lo que hay en el mundo, es decir, los deseos de la carne, los deseos de los ojos, y la vanagloria de la vida, no proviene del Padre, sino del mundo. El mundo y sus deseos pasan; pero el que hace la voluntad de Dios permanece para siempre” (1ra. Juan 2:16)
Ser la Luz del Mundo
Con respecto a la Luz Jesús indica a través de esta metáfora hecha en que los seguidores de Dios deben ser esa luz que ilumina la oscuridad en la que estaba sumergido el pueblo de Israel en ese tiempo. Sin embargo, esas palabras aún toman terreno, ante lo que se vive en el mundo que está plegado del pecado traído por las tinieblas que gobiernan el sistema.
De esta forma, contextualizando un poco se puede decir que Jesús tomó el texto de Isaías y lo adaptó al contexto, creando en los oyentes un fácil entendimiento de la importancia de esa luz salvadora que debíam ser todos los que proclaman el reino de Dios.
“El pueblo que andaba en tinieblas vio una gran luz; los que moraban en tierra de sombra de muerte, luz resplandeció sobre ellos” (Isaías 9:2)
Es por ello, que Jesús al decir que debían ser la luz del mundo, se refería en ser los escogidos por Dios, esos que están llamados a imponerse ante las tinieblas, y levantar los muros derrumbados producto a las malas obras y el pecado, es un llamado a todos los hijos de Dios, que deben restaurar un mundo lleno de maldad.
“dice: Poco es para mí que tú seas mi siervo, para levantar las tribus de Jacob, y para que restaures el remanente de Israel; también te di por luz de las naciones, para que seas mi salvación hasta los confines de la tierra” (Isaías 49:7)
De este modo, todo este fragmento está ligado a la costumbre de la época, pues cuando dice que es "una ciudad asentada sobre un monte no se puede esconder" está haciendo alusión que están destinados a ser referencia en donde se encuentre. Ya que para esa época la luz de los lugares altos eran la referencia para poder ver en los pueblos que estaban en la parte baja.
Por otra parte, cuando Jesús hace referencia en colocar la luz en el candelero, es porque en esa época las lámparas de aceite eran pequeñas, y no iluminaban lo suficiente es por eso que las colocaban en lugares altos para iluminar todo el lugar.
«Ni se enciende una luz y se pone debajo de un almud, sino sobre el candelero, y alumbra a todos los que están en casa» (Mateo 5:15)
Jesús culmina con un llamado a todos los creyentes en ser esa luz del mundo, a través de ese testimonio distintivo de todo aquel que sigue a Dios.
«Así alumbre vuestra luz delante de los hombres, para que vean vuestras obras buenas, y glorifiquen a vuestro Padre que está en los cielos» (Mateo 5:16)
Eso está hablando en que a través del modo de actuar las personas estarán glorificando a Dios. Ser ejemplo en su forma de hablar, de tratar a su semejante mostrando por delante el reino de los cielos, convirtiendose en ese hijo de luz al que Dios llama a todos los creyentes.
“En otro tiempo, ustedes eran oscuridad; pero ahora son luz en el Señor. Por tanto, vivan como hijos de luz (porque el fruto del Espíritu se manifiesta en toda bondad, justicia y verdad) y comprueben lo que es agradable al Señor. No tengan nada que ver con las obras infructuosas de las tinieblas; al contrario, denúncielas” (Efesios 5:8-1)
Al ser la Sal y Luz del Mundo el creyente está indicando que es portador de la gloria de Dios en su vida, es un embajador en la tierra del reino de los cielos, y a través de su testimonio vivo ayudará a que el mundo sea purificado e iluminado por la esencia divina que lo cubre, enseñándole la verdad del camino de Dios.
Por ello, todos los días el creyente debe evitar mezclarse con las cosas que no le agrada a Dios, y perseverar al llamamiento santo que Dios ha dispuesto en aquellos que desde el vientre de su madre han sido escogido para proclamar las buenas nuevas de salvación al mundo.
“Este es el mensaje que hemos oído de él, y que les anunciamos a ustedes: Dios es luz, y en él no hay tiniebla alguna” (1ra. Juan 1:5)
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