El evangelio de Lucas es el tercer libro presentado en el Nuevo Testamento, y en el que se hace una narración concisa sobre el trabajo y la enseñanza dada por el Mesías, explicando el camino a la salvación desde el nacimiento de Jesús hasta su ascensión al cielo.
Este libro es muy personal, ya que hace mención a muchos individuos que tuvieron un contacto cercano con Jesús, quien les transformó sus vidas, ya que muchos de ellos eran rechazados por la sociedad, pues eran pobre, enfermos, mujeres extranjeras, personas que estaban quebrantadas y recibieron de Jesús la salvación a sus almas.
El Escritor del Evangelio de Lucas
El escritor del evangelio de Lucas no lo específica el libro, sin embargo existe gran evidencia que indica en que fue un gentil llamado Lucas, que era médico, quien fue compañero del apóstol Pablo.
Este evangelio se puede considerar un volumen que sirve de complemento al libro de Hechos de los Apóstoles, ya que mantiene el mismo lenguaje y estructura, por lo que se puede asegurar que ambos fueron escritos por la misma persona.
Se presume que este evangelio se pudo haber escrito, probablemente, entre los años 59 y el 63 D. C. Y que en conjunto al libro de los Hechos de los Apóstoles, se convierte en una obra de dos volúmenes.
Por otra parte, tiene una interesante organización geográfica hecha por su autor, y cuyas características escriturales indican la autoría de Lucas, siendo las siguientes características:
«Puesto que ya muchos han tratado de poner en orden la historia de las cosas que entre nosotros han sido ciertísimas, tal como nos lo enseñaron los que desde el principio lo vieron con sus ojos, y fueron ministros de la palabra; me ha parecido también a mí, después de haber investigado con diligencia todas las cosas desde su origen, escribírtelas por orden, oh excelentísimo Teófilo, para que conozcas bien la verdad de las cosas en las cuales has sido enseñado» (Lucas 1:1-4) «En el primer tratado, oh Teófilo, he hablado acerca de todas las cosas que Jesús comenzó a hacer y a enseñar, hasta el día en que fue recibido arriba, después de haber dado mandamiento por el Espíritu Santo a los apóstoles que había escogido» (Hechos 1:1-2)
«Cuando vio la visión, en seguida procuramos partir para Macedonia, dando por cierto que Dios nos llamaba para que les anunciáramos el evangelio. Zarpando, pues, de Troas, navegamos directamente a Samotracia, el día siguiente a Neápolis y de allí a Filipos, que es la primera ciudad de la provincia de Macedonia, y una colonia. Estuvimos en aquella ciudad algunos días. Un sábado salimos fuera de la puerta, junto al río, donde solía hacerse la oración. Nos sentamos y hablamos a las mujeres que se habían reunido. Entonces una mujer llamada Lidia, vendedora de púrpura, de la ciudad de Tiatira, que adoraba a Dios, estaba oyendo. El Señor le abrió el corazón para que estuviera atenta a lo que Pablo decía, y cuando fue bautizada, junto con su familia, nos rogó diciendo: -Si habéis juzgado que yo sea fiel al Señor, hospedaos en mi casa.Y nos obligó a quedarnos» (Hechos 16:10-15)
Esta cita bíblica indica que el autor estaba con Pablo cuando suceden los eventos que describe, situación que confirma entonces que el autor del evangelio y el libro de los Hechos de los Apóstoles fue Lucas.
El autor del Evangelio estuvo en varias oportunidades con Pablo desde el segundo viaje misionero hasta el encarcelamiento en Roma, siendo su amigo leal, y permanecer con él luego que todos lo abandonarán.
Dónde se escribió el Evangelio de Lucas
Cuando se revisa el evangelio de Lucas, se puede asumir que fue escrito en las tierras de, probablemente, Roma, aunque también se pueden tomar en cuenta las ciudades de Efesios, Acaya y Cesárea, y fue enviado a la residencia de Teófilo.
Mientras, que por sus designaciones se puede detallar los lugares en la Tierra Santa, por lo que este es un Evangelio que está hecho para lectores que no fuesen de las tierras judías, por lo que se puede presumir ser dirigidas a las tierras de Acaya, Efesios y Antioquía.
El Estilo del Evangelio de Lucas
El estilo de narracción empleado en el evangelio de Lucas es prosaica, ya que tiene el dominio del idioma griego, y maneja un vocabulario extenso y rico, tomando un estilo bastante enfocado al estilo del clásico griego, mientras que en otros momentos tiene un estilo semántico.
En el evangelio de Lucas el escritor presenta el trabajo de Jesús enfocado en el camino a la salvación, haciendo una pequeña retrospectiva desde el nacimiento hasta la ascensión de Jesús a los cielos, manejando un estilo y arreglo ordenado que estaba enfocado en atraer tanto a los judíos como a los gentiles.
El autor de este libro utilizó una escritura característica por su excelencia literaria, con muchos detalles históricos y con un entendimiento cálido y sensible, buscando en acercarse a Jesús, y a todo aquello que estaba a su alrededor de forma natural
De este modo, se puede decir que el evangelio de Lucas es el más completo de los textos que narran la vida de Jesús, en cuanto al vocabulario empleado, y en la forma en que el creador puede dispone su forma de expresar la cultura en el entorno que se desarrollaron los hechos.
Lucas es un escritor meticuloso en las descripciones que realiza dando énfasis en la relación que Jesús tenía con las personas, subrayando los elementos de la oración y los milagros, detallando cada elemento para poder identificar el contexto histórico de cada uno de los acontecimientos.
El Evangelio de Lucas
Los evangelios sinópticos Mateo, Marcos y Lucas, son los textos encargados de narrar la vida de Jesús de forma episódica y cada uno de ellos tienen algunas similitudes. Sin embargo, cada uno de ellos tiene enfoques particulares que le da la característica especial, y en el caso del evangelio de Lucas se resaltan las siguientes características de enfoque:
«Había en Jerusalén un hombre llamado Simeón. Este hombre, justo y piadoso, esperaba la consolación de Israel; y el Espíritu Santo estaba sobre él. Y le había sido revelado por el Espíritu Santo que no vería la muerte antes que viera al Ungido del Señor. Movido por el Espíritu, vino al Templo. Cuando los padres del niño Jesús lo trajeron al Templo para hacer por él conforme al rito de la Ley, él lo tomó en sus brazos y bendijo a Dios, diciendo: Ahora, Señor, despides a tu siervo en paz, conforme a tu palabra, porque han visto mis ojos tu salvación, la cual has preparado en presencia de todos los pueblos; luz para revelación a los gentiles y gloria de tu pueblo Israel» (Lucas 2:25-32)
«El primer día de la semana, muy de mañana, vinieron al sepulcro, trayendo las especias aromáticas que habían preparado, y algunas otras mujeres con ellas. Y hallaron removida la piedra del sepulcro; y entrando, no hallaron el cuerpo del Señor Jesús. Aconteció que estando ellas perplejas por esto, he aquí se pararon junto a ellas dos varones con vestiduras resplandecientes; y como tuvieron temor, y bajaron el rostro a tierra, les dijeron: ¿Por qué buscáis entre los muertos al que vive? No está aquí, sino que ha resucitado. Acordaos de lo que os habló, cuando aún estaba en Galilea, diciendo: Es necesario que el Hijo del Hombre sea entregado en manos de hombres pecadores, y que sea crucificado, y resucite al tercer día. Entonces ellas se acordaron de sus palabras, y volviendo del sepulcro, dieron nuevas de todas estas cosas a los once, y a todos los demás. Eran María Magdalena, y Juana, y María madre de Jacobo, y las demás con ellas, quienes dijeron estas cosas a los apóstoles. Mas a ellos les parecían locura las palabras de ellas, y no las creían. Pero levantándose Pedro, corrió al sepulcro; y cuando miró dentro, vio los lienzos solos, y se fue a casa maravillándose de lo que había sucedido» (Lucas 24:1-10)
«Cuando llegó a aquel lugar, les dijo: Orad que no entréis en tentación. Y él se apartó de ellos a distancia como de un tiro de piedra; y puesto de rodillas oró, diciendo: Padre, si quieres, pasa de mí esta copa; pero no se haga mi voluntad, sino la tuya. Y se le apareció un ángel del cielo para fortalecerle» (Lucas 22:40-43)
«Respondiendo Jesús, dijo: Un hombre descendía de Jerusalén a Jericó, y cayó en manos de ladrones, los cuales le despojaron; e hiriéndole, se fueron, dejándole medio muerto. Aconteció que descendió un sacerdote por aquel camino, y viéndole, pasó de largo. Asimismo, un levita, llegando cerca de aquel lugar, y viéndole, pasó de largo. Pero un samaritano, que iba de camino, vino cerca de él, y viéndole, fue movido a misericordia; y acercándose, vendó sus heridas, echándoles aceite y vino; y poniéndole en su cabalgadura, lo llevó al mesón, y cuidó de él. Otro día al partir, sacó dos denarios, y los dio al mesonero, y le dijo: Cuídamele; y todo lo que gastes de más, yo te lo pagaré cuando regrese. ¿Quién, pues, de estos tres te parece que fue el prójimo del que cayó en manos de los ladrones? Él dijo: El que usó de misericordia con él. Entonces Jesús le dijo: Ve, y haz tú lo mismo» (Lucas 10:30-37)
Estructura del Evangelio de Lucas
El evangelio de Lucas tiene una estructura temática, que permite narrar de forma progresiva los eventos de la vida de Jesús, y son los siguientes:
Tomando en cuenta esa distribución temática, se tiene además un esquema narrativo detallando cada evento presentado, como se indica a continuación:
Se puede decir que el evangelio de Lucas es el libro de la Biblia que enfatiza el cumplimiento de las promesas de Dios a su pueblo, mostrando a Jesús y el ministerio que llevó adelante lleno de milagros, sanidades y liberación, permitiendo ver la misericordia de Jesús ante los pobres y desamparados para entregarles la salvación eterna.
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