La Fe de Hombres y Mujeres en la Biblia

La Fe De Los Hombres Y Mujeres En La Biblia

La fe de hombres y mujeres en la Biblia, permite enseñar a los creyentes el sentido verdadero de la adoración y convicción de Dios en la vida de las personas, no viéndolo desde lejos sino de cerca en todos sus caminos.

A través de la Biblia los creyentes conocen los testimonio de estos hombres y mujeres, quienes fueron desafiados en combatir ante las circunstancias y permanecieron firmes, venciendo la buena batalla de la fe.

Índice
  1. La Fe de los Hombres y Mujeres en la Biblia
    1. Noé el que construyó el Arca
    2. Abraham el Padre de la Fe
    3. Ana, por su fe se convirtió en madre de Samuel
    4. Elías el Profeta que fue Arrebatado
    5. Job un hombre de la Fe Integra
    6. La Fe de la Mujer del Flujo de Sangre

La Fe de los Hombres y Mujeres en la Biblia

La Fe de Hombres y Mujeres en la Biblia

La Biblia enseña como un grupo de hombres y mujeres caminaron con una fe absoluta en el Señor, obedeciendo cada uno de los mandatos y ordenanzas, para convertirse en los héroes de la fe como lo dice la Palabra de Dios.

«Que por fe conquistaron reinos, hicieron justicia, alcanzaron promesas, taparon las bocas de leones, apagaron fuegos impetuosos, evitaron filo de cuchillo, sacaron fuerzas de debilidad, se hicieron fuertes en batallas,

pusieron en fuga ejércitos extranjeros. Las mujeres recibieron sus muertos por resurrección; mas otros fueron atormentados, no aceptando el rescate, a fin de obtener mejor resurrección» (Hebreos 11:33-35)

Es por ello, que estos testimonios valerosos de la fe son necesarios conocerlos, y a continuación se hablará de algunos de ellos.

Noé el que construyó el Arca

Noé y el Arca

Noé es el personaje que se conoce como el patriarca noble y piadoso, quien fue escogido por Dios cuando la tierra estaba desbordada en el pecado y en la abominación de los hombres que se encontraban en la tierra. Por ello envió un diluvio, y Dios le encomendó hacer un arca a este hombre para salvaguardar el futuro de la raza humana.

Dios le habló a Noé y le dio instrucciones específicas para que el arca pudiese flotar sobre las aguas que se desbordarían de una forma nunca vista, además de encargarle la misión de ordenar la búsqueda de cada una de las especies animales, agrupándolas en pareja y así poderlas mantener en vida.

«Dijo, pues, Dios a Noé: He decidido el fin de todo ser, porque la tierra está llena de violencia a causa de ellos; y he aquí que yo los destruiré con la tierra. Hazte un arca de madera de gofer; harás aposentos en el arca, y la calafatearás con brea por dentro y por fuera…

…Y he aquí que yo traigo un diluvio de aguas sobre la tierra, para destruir toda carne en que haya espíritu de vida debajo del cielo; todo lo que hay en la tierra morirá. Mas estableceré mi pacto contigo, y entrarás en el arca tú, tus hijos, tu mujer, y las mujeres de tus hijos contigo.

Y de todo lo que vive, de toda carne, dos de cada especie meterás en el arca, para que tengan vida contigo; macho y hembra serán. De las aves según su especie, y de las bestias según su especie, de todo reptil de la tierra según su especie, dos de cada especie entrarán contigo, para que tengan vida.

Y toma contigo de todo alimento que se come, y almacénalo, y servirá de sustento para ti y para ellos. Y lo hizo así Noé; hizo conforme a todo lo que Dios le mandó» Génesis 6:13-22)

Noé camino en fe en medio de las burlas de todas las personas que estaban a su alrededor, quienes no creían que sucedería lo que él estaba anunciando. De este modo, cuando llegó el diluvio sólo pudieron entrar el con su esposa, sus tres hijos y sus mujeres, logrando de esa manera salvar su vida y la de los suyos, por su obediencia al mandato que le dio el Padre Celestial.

Por otra parte, cuando dejó de llover Dios estableció una alianza con Noé y sus hijos haciendo un pacto con la humanidad, de no volver a destruir la tierra con otro diluvio, creando nuevos preceptos en la vida de este hombre y su familia.

«Mi arco he puesto en las nubes, el cual será por señal del pacto entre mí y la tierra.Y sucederá que cuando haga venir nubes sobre la tierra, se dejará ver entonces mi arco en las nubes. Y me acordaré del pacto mío, que hay entre mí y vosotros y todo ser viviente de toda carne; y no habrá más diluvio de aguas para destruir toda carne» (Génesis 9:13-15)

Abraham el Padre de la Fe

Abraham el padre de la fe

La Biblia también habla de un hombre que actuó en fe, y este fue Abraham, quien escuchó la voz de Dios en su tierra, y en obediencia se movió de su comodidad y de su parentela, para poder obedecer y seguir el camino que Dios le quería mostrar, para bendecirlo en todas las cosas que emprendiera.

«Pero Jehová había dicho a Abram: Vete de tu tierra y de tu parentela, y de la casa de tu padre, a la tierra que te mostraré. Y haré de ti una nación grande, y te bendeciré, y engrandeceré tu nombre, y serás bendición. Bendeciré a los que te bendijeren, y a los que te maldijeren maldeciré; y serán benditas en ti todas las familias de la tierra.

Y se fue Abram, como Jehová le dijo; y Lot fue con él. Y era Abram de edad de setenta y cinco años cuando salió de Harán. Tomó, pues, Abram a Sarai su mujer, y a Lot hijo de su hermano, y todos sus bienes que habían ganado y las personas que habían adquirido en Harán, y salieron para ir a tierra de Canaán; y a tierra de Canaán llegaron» (Génesis 12:1-5)

Abraham camino en una fe absoluta en Dios, ya que él no dudo en irse de su pueblo, sino que abandonó todas las comodidades que tenía en su hogar para hacer la voluntad de Dios. El dejó todo para conocer las promesas de Dios, ya que en esta historia se muestra como Abraham fue prosperado y bendecido en todo lugar que él se dirigió.

Del mismo modo, este hombre tuvo que vivir una gran prueba cuando cumplió 100 años que fue tener un hijo en su vejez con su esposa que tenía una edad avanzada. Dios al cumplir su promesa de un hijo, le pidió que lo sacrificara, situación que este hombre no negoció, sino que en obediencia preparó un altar para ofrecerlo en sacrificio.

Sin duda, esta es una elección para todos los creyentes quienes deben obedecer sin mirar atrás, pues el plan de Dios es que todos puedan obedecer y confiar en Él, y eso lo demuestra la Biblia cuando este hombre entrega en sacrificio a Isaac.

«Y dijo: Toma ahora tu hijo, tu único, Isaac, a quien amas, y vete a tierra de Moriah, y ofrécelo allí en holocausto sobre uno de los montes que yo te diré. Y Abraham se levantó muy de mañana, y enalbardó su asno, y tomó consigo dos siervos suyos, y a Isaac su hijo; y cortó leña para el holocausto, y se levantó, y fue al lugar que Dios le dijo.

Al tercer día alzó Abraham sus ojos, y vio el lugar de lejos…Y cuando llegaron al lugar que Dios le había dicho, edificó allí Abraham un altar, y compuso la leña, y ató a Isaac su hijo, y lo puso en el altar sobre la leña. Entonces Abraham extendió su mano y tomó el cuchillo para sacrificar a su hijo Y extendió Abraham su mano y tomó el cuchillo para degollar a su hijo.

Entonces el ángel de Jehová le dio voces desde el cielo, y dijo: Abraham, Abraham. Y él respondió: Heme aquí.Y dijo: No extiendas tu mano sobre el muchacho, ni le hagas nada; porque ya conozco que temes a Dios, por cuanto no me rehusaste tu hijo, tu único» (Génesis 22:3-4, 9-12)

Esta situación demuestra que Abraham actuó en obediencia a Dios, siendo la manifestación de una fe auténtica, ya que él no se negó ante tan difícil situación no protestó, ni negoció ante el mandato dado por Dios.

De esta forma, se ve como la obediencia y fe que tenía Abraham era absoluta, ya que él tuvo la aprobación y las bendiciones durante toda su vida, cumpliéndose lo que Dios le había dicho, en que sería bendecido, y que su descendencia se multiplicaría formando grandes naciones en el mundo.

Ana, por su fe se convirtió en madre de Samuel

Ana la madre de Samuel
Cuando se habla de Ana en la Biblia se refiere a una mujer justa, que no podía tener hijos y esa situación agobiaba su corazón, ya que que era un estado de deshonra. Ella era la esposa de Elqaná quien la amaba mucho, sin embargo él tenía otra esposa llamada Peniná, quien le hacia la vida imposible a Ana, y se burlaba porque no podía concebir.

Sin embargo, esta mujer se negaba en tener una vida sin hijos, por lo que un día mientras se encontraba en el templo del Señor, hizo una oración con una fe absoluta, que evidenciaba el gran anhelo de tener un hijo, a tal punto que hizo un pacto con Dios, y se lo ofreció a Él, y a su obra, si veía cumplida la petición de su corazón.

«Ella con amargura de alma oró a Jehová, y lloró abundantemente. E hizo voto, diciendo: Jehová de los ejércitos, si te dignares mirar a la aflicción de tu sierva, y te acordares de mí, y no te olvidares de tu sierva, sino que dieres a tu sierva un hijo varón, yo lo dedicaré a Jehová todos los días de su vida, y no pasará navaja sobre su cabeza» (1ra. Samuel 1:10-11)

Esta oración produjo un efecto sobrenatural en la vida de Ana, ya que permitió el cumplimiento de su petición por tener una fe absoluta en Dios. Al tener su hijo, ella cumplió la promesa hecha a Dios, y su hijo se convirtió en el primer Profeta de Dios, llamado Samuel, confirmando de esa forma que la Palabra de Dios no retorna vacía, sino que obra conforme al propósito por el cual ha sido declarada.

“Aconteció que al cumplirse el tiempo, después de haber concebido Ana, dio a luz un hijo, y le puso por nombre Samuel, diciendo: Por cuanto lo pedí a Jehová. (1ra Samuel 1:20)

Esta mujer se convierte en un ejemplo para todas aquellas mujeres y hombres que al elevar una oración ante el altar de Dios podrán verla cumplida, solo debe hacerse de forma genuina, con un corazón agradecido, y su total dependencia a Dios, ya que la oración puede cambiar el rumbo de todas las cosas cuando se tiene una fe auténtica como la tuvo Ana.

Elías el Profeta que fue Arrebatado

Elías el Profeta de Fuego

En la Biblia se muestra la historia de Elías como el profeta más usado por Dios en los tiempos antiguos, y eso se valía por su fe, ya que pudo profetizar la sequía de todo un pueblo, y ser alimentado por cuervos y por viudas, que lo antecedieron en vivir uno de los mayores desafío de fe que narran las Sagradas Escrituras.

En ese tiempo existió una mujer llamada Jezabel, quien pervirtió al pueblo en la adoración de falsos dioses, y tenía a estos falsos profetas, bajo sus ordenes. Además de perseguir y asesinar a todos los profetas de Jehová, por lo que Elías se enfrentó a todos esos falsos profetas en el Monte Horeb, mostrando el poder de Dios a través de su fe absoluta.

«Entonces Elías dijo a los profetas de Baal: Escogeos un buey, y preparadlo vosotros primero, pues que sois los más; e invocad el nombre de vuestros dioses, mas no pongáis fuego debajo.

Y ellos tomaron el buey que les fue dado y lo prepararon, e invocaron el nombre de Baal desde la mañana hasta el mediodía, diciendo: !! Baal, respóndenos! Pero no había voz, ni quien respondiese; entre tanto, ellos andaban saltando cerca del altar que han hecho hecho.

Y aconteció al mediodía, que Elías se burlaba de ellos, diciendo: Gritad en alta voz, porque dios es; quizás esté meditando, o tiene algún trabajo, o va de camino; tal vez duerme, y hay que despertarle…

Entonces dijo Elías a todo el pueblo: Acercaos a mí. Y todo el pueblo se le acercó; y él arregló el altar de Jehová que estaba arruinado… edificó con las piedras un altar en el nombre de Jehová; después hizo una zanja alrededor del altar, en que cupieran dos medidas de grano…

Y dijo: Llenad cuatro cántaros de agua, y derramadla sobre el holocausto y sobre la leña…Cuando llegó la hora de ofrecerse el holocausto, se acercó el profeta Elías y dijo: Jehová Dios de Abraham, de Isaac y de Israel, sea hoy manifiesto que tú eres Dios en Israel, y que yo soy tu siervo, y que por mandato tuyo he hecho todas estas cosas.

Respóndeme, Jehová, respóndeme, para que conozca este pueblo que tú, oh Jehová, eres el Dios, y que tú vuelves a ti el corazón de ellos. Entonces cayó fuego de Jehová, y consumió el holocausto, la leña, las piedras y el polvo, y aun lamió el agua que estaba en la zanja.

Viéndolo todo el pueblo, se postraron y dijeron: !! Jehová es el Dios, Jehová es el Dios! Entonces Elías les dijo: Prended a los profetas de Baal, para que no escape ninguno. Y ellos los prendieron; y los llevó Elías al arroyo de Cisón, y allí los degolló» (1ra. Reyes 18:25-40)

Elías tenía una fe auténtica, es por ello que produjo la respuesta de Dios, quien encendió con fuego un altar lleno de agua, todo esto lo hizo delante del pueblo, quienes pudieron ser espectadores de la demostración del poder de Dios, ante esos falsos dioses, situación que produjo la ira de Jezabel, quien al enterarse de lo ocurrido lo amenazó de muerte.

Esto produjo el temor de Elías, a pesar de haber vivido un momento de poder y gloria delante de la presencia de Dios, por lo que Él huyó y se escondió en una cueva, donde Dios se le manifestó y con compasión lo alimentó, y lo corrigió permitiéndole enrumbar su propósito profético.

Job un hombre de la Fe Integra

Job el hombre integro

La Biblia enseña la historia de un hombre que tenía una fe integra delante de Dios, y ese fue Job, quien tenía una familia numerosa, una economía próspera, además de ser estimado y respetado por todo el pueblo, ya que demostraba su integridad delante de los hombres y de Dios.

De este modo, la Biblia cuenta como este hombre fue atacado por satanás, quien produjo la pérdida de todas sus posesiones, la muerte de sus 10 hijos, y produjo en su piel una enfermedad que le producía llagas, todo esto en un solo día.

Dicha situación demuestra como este hombre se llenó de gallardía, y pudo mantener su fe intacta, pasando de ser el hombre más importante de su pueblo al ser el más desvalido de todos. Además de ser juzgado y atacado por su esposa y sus amigos, él tuvo una actitud de adoración en medio de esta difícil circunstancia.

«Entonces Job se levantó, y rasgó su manto, y rasuró su cabeza, y se postró en tierra y adoró, y dijo: Desnudo salí del vientre de mi madre, y desnudo volveré allá. Jehová dio, y Jehová quitó; sea el nombre de Jehová bendito. En todo esto no pecó Job, ni atribuyó a Dios despropósito alguno» (Job 1:20-22)

En medio de este proceso que vivió Job, él se mantuvo íntegro rechazando cada una de las sugerencias que su esposa le hacía de enmancillar el nombre de Dios, por lo que el se negó de forma rotunda manteniendo firme su integridad.

«Entonces le dijo su mujer: ¿Aún retienes tu integridad? Maldice a Dios, y muérete. Y él le dijo: Como suele hablar cualquiera de las mujeres fatuas, has hablado. ¿Qué? ¿Recibiremos de Dios el bien, y el mal no lo recibiremos? En todo esto no pecó Job con sus labios» (Job 2: 9:10)

Ante esta difícil situación Job demostró una auténtica fe, ya que no pecó en contra de Dios, y permaneció en adoración creyendo que cada una de las circunstancias que estaba viviendo estaban en manos del Dios Todopoderoso, por lo que al finalizarla tan duro proceso pudo recibir bendiciones más grandes, y su condición postrera fue mayor que la primera.


«De oídas te había oído; Mas ahora mis ojos te ven. Por tanto me aborrezco, Y me arrepiento en polvo y ceniza. Y aconteció que después que habló Jehová estas palabras a Job, Jehová dijo a Elifaz temanita: Mi ira se encendió contra ti y tus dos compañeros; porque no habéis hablado de mí lo recto, como mi siervo Job» (Job 42: 5-7)

La Fe de la Mujer del Flujo de Sangre

La Mujer del Flujo de Sangre

La Biblia muestra la historia de una mujer que en medio de su enfermedad actuó en fe, cuando se enteró que Jesús pasaría por su pueblo ella con convicción pensó: que sí tocará el manto de Jesús podría ser sanada.

Esta mujer se preparó en ello, y fue tanta su fe que buscó la forma de acercarse a Él, y en medio de la multitud se acercó y logró recibir el poder de la sanidad que obtuvo al tocar el manto.

“Y se levantó Jesús, y le siguió con sus discípulos. Y he aquí una mujer enferma de flujo de sangre desde hacía doce años, se le acercó por detrás y tocó el borde de su manto; porque decía dentro de sí: Si tocare solamente su manto, seré salva. Pero Jesús, volviéndose y mirándola, dijo: Ten ánimo, hija; tu fe te ha salvado. Y la mujer fue salva desde aquella hora” (Mateo 9:19-22)

Esto muestra que esta mujer con convicción se acercó a Jesús para poder recibir el milagro, ella tenía fe que con sólo tocar el manto de Jesús su malestar se iría, y la fe activó el milagro de sanidad, y no solo eso sino que produjo la atención de Jesús al darse cuenta de lo que había y le dijo:

“Hija, tu fe te ha hecho salva; ve en paz, y queda sana de tu azote” (Marcos 5:34)

Este evento es el ejemplo de una mujer que creyó con fe genuina, de tal forma que produjo el anhelo de su corazón, agradando al Señor, quien le concedió además la salvación, por su demostración de convicción ante las adversidades actuando como una creyente de corazón.

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Estos ejemplos de las mujeres y hombres en la Biblia, demuestran la clave para tener una fe genuina, comprendiendo que la soberanía de Dios se manifiesta, y eso produce en que cada una de las circunstancias que se vive es para acercarse más a Él.

En este sentido, aquellos creyentes que estén pasando circunstancias difíciles deben seguir adelante como lo hicieron estos hombres y mujeres, quienes pudieron entender y cumplir la voluntad de Dios en medio de cada circunstancia, y de ese modo mantenerse firmes con una auténtica fe que es aquella que agrada a Dios.

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