La Oración de Jabes es uno de los relatos que enseña la Biblia sobre el propósito de la oración, y cómo a través de ella se puede conseguir la respuesta de Dios, a nuestro clamor. Jabes no fue un héroe, o un guerrero como los conocidos en el viejo testamento, donde las hazañas, conquistas territoriales los hacía destacar, él solo hizo una oración genuina.
¿Cuantas veces el creyente ora y espera respuesta? Deseando obtener los resultados inmediatos, pero a veces no la obtiene, y en este relato se ve que Jabes con una oración sencilla, pero con un corazón adorador, tuvo respuesta inmediata de parte de Dios, haciéndolo convertir en el más ilustre entre sus hermanos.
¿Cómo llegar a ese nivel de oración y obtener una respuesta inmediata, para ensanchar nuestro territorio?¿Qué debo hacer? A continuación se presenta un análisis de esta oración, el contexto en el que fue realizada y como un creyente puede tomarla como ejemplo de oración la biblia cuenta este episodio de la siguiente forma:
“Y Jabes fue más ilustre que sus hermanos, al cual su madre llamó Jabes, diciendo: Por cuanto lo di a luz en dolor. E invocó Jabes al Dios de Israel: ¡oh, si me dieras bendición y ensancharas mi territorio y tu mano estuviera conmigo y me libraras de mal, para que no me dañe! Y le otorgó Dios lo que pidió”(1ra de Crónicas 4: 9-10)
Jabes: nacido en dolor
Para empezar es importante conocer quién fue Jabes, el era descendiente de los ceneos, una tribu que estaba alejada de la adoración a Dios, pero que en el transitar del tiempo se incorporaron a la tribu de Judá: "Y Heber ceneo, de los hijos de Hobb suegro de Moises, se había apartado de los centros, y había plantado sus tiendas en el Alle de Zaanaim, que está junto a Cedes" (Jueces 4: 1)
Sin embargo, estos sufrimientos les sigue la gloria, y la exaltación, es esa la gloria de Dios que viene a revelarse en la tierra, por medio de sus manifestaciones gloriosas en los portentos, maravillas, hazañas que realiza con sus adoradores, y que ahora es tangible a través de la fe. Eso ocurre con Jabes que aunque fue un hijo nacido del dolor, fue prominente entre sus hermanos.
Características de la Oración de Jabes
La oración de Jabes tiene características específicas que los creyentes deben analizar y atesorar, para lograr su ensanchamiento espiritual, y lograr respuesta efectiva en su oración. La oración dice así:
«E invocó Jabes al Dios de Israel: ¡oh, si me dieras bendición y ensancharas mi territorio y tu mano estuviera conmigo y me libraras de mal, para que no me dañe! Y le otorgó Dios lo que pidió” (1ra de Crónicas 4: 10)
Lo primero que se nota es el reconocimiento de Jabes al Dios de Israel, invocándolo como la única fuente de toda bendición, y el que da respuesta a la necesidad que puede estar padeciendo cualquiera que esté en un momento de dificultad.
Y esa expresión de Dios es la Palabra viva, que es ese bien escondido en su Palabra bendita, por lo tanto desear su bendición como lo dice Jabes es desear que su Palabra sea viva en el creyente, y que todo lo que Dios tiene en su palabra es bendición, para todo aquel que le invoca.
"Toda buena dádiva y todo don perfecto desciende de lo alto, del Padre de las luces, en el cual no hay mudanza, ni sombra de variación" (Santiago 1: 17) y es esa convicción con la que inicia Jabes esta oración, pues entendía claramente en que podía orar por una bendición abundante.
De ello todo los creyentes debe tomar este ejemplo de fe y de convicción, creyendo en su infinita palabra y bondad.
"Bendito sea el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, que nos bendijo con toda bendición espiritual en los lugares celestiales en Cristo" (Efesios 1: 3) y asimilarlo desde lo más profundo del corazón porque Dios siempre quiere bendecir a sus hijos, la palabra bendición significa bienestar para las vidas.
Jabes luego de reconocer a Dios como proveedor de toda bendición hace una petición poderosa "ensancha mi territorio" habla de poseer un lugar y extender su posición y tener dominio de el, Jabes deseaba el ensanchamiento de su territorio, esto está relacionado con el libro de Josué al momento de tomar posesión de la tierra, en el que el pueblo de Dios se ensanchara.
«Yo os he entregado, como lo había dicho a Moisés, todo lugar que pise la planta de vuestro pie» (Josué 1: 3)
De ello los creyentes deben analizar que territorio es el que desea ensanchar su ministerio, su trabajo, su negocio, sus proyectos, y la Biblia dice que le otorgo lo que pidió a Jabes tener mayor territorio para dominar. Dios extiende las tiendas, en los proyectos de la vida de los creyentes si creen en la Palabra dada.
Para el ser humano la superación es una de las cosas por las que lucha a diario, sin embargo el creyente debe luchar por conquistar la tierra prometida y reclamar la herencia que ha sido dada a través de Jesucristo. Y ese es el ensanchamiento del territorio que debe anhelarse, para poder decir:
«Porque ahora Jehová nos ha prosperado, y fructificaremos en la tierra»(Génesis 26: 22)
Y eso se podrá al reconocer ese campo ganado por Jesús en ese sacrificio en la cruz, ya que por medio de Él se tiene una herencia celestial, por lo que el creyente posee gran campo de bendiciones espirituales en los lugares celestiales, un lugar mucho mejor que la tierra de Canaán esperando un ensanchamiento del territorio, por parte de Dios.
En esta frase se evidencia la confianza en Dios, pues Jabes no confiaba en sus propias fuerzas ni en su capacidad de actuar, sino que él buscaba la guía y ayuda de Dios. Su anhelo era ser tomado de la mano de Dios y ser dirigido por Él, pues en sus manos tendría paz y obtendría lo que deseaba.
Jabes era conocedor de los milagros y prodigios hechos por la mano poderosa de Dios, ya que su petición no era al azar, sino que era justificada basada en los antecedentes vividos por el pueblo de Israel:
«Jehová respondió á Moisés: Ahora verás lo que yo haré á Faraón; porque con mano fuerte los ha de dejar ir; y con mano fuerte los ha de echar de su tierra.» (Éxodo 6: 1)
Esta petición que hace Jabes clamando a que la mano de Dios estuviera con él, es lo que cada creyentes debe hacer, para que el poder de Dios se manifieste en medio de cada uno de ellos, y ver extendida su mano para guiar y sentir seguridad en los pasos que puedan emprender, esa es una frase que tiene que ver con la confianza en Dios, eso es creer en su gracia, es creer que solo con Él está seguro.
«Entonces Jehová respondió a Moisés: ¿Acaso se ha acortado la mano de Jehová? Ahora verás si se cumple mi palabra, o no» (Números 11: 23)
Se debe reflexionar sobre esto, pues Dios no obra si hay duda, ya que por lo general, la duda llega al creyente y aunque en palabra dicen confiar, dentro de sí está la duda sobre lo que piden a Dios:
«Pero sin fe es imposible agradar a Dios; porque es necesario que el que se acerca a Dios crea que le hay, y que es galardonador de los que le buscan» (Hebreos 11: 6)
En contraparte, Jabes hizo esta oración con mucho fervor y sinceridad que Dios se complació en contestarla. Este hombre era genuino delante de Dios, pidió convencido en aquello que deseaba y quería, es por ello que para Dios merecía que se le fuese concedido.
Jabes reforzando su auténtica oración, le pide que le libre del mal, en ese tiempo cuando un israelita era protegido de sufrir algún tipo de daño, esto significaba que la mano de Dios estaba sobre él, entonces Jabes, completamente, convencido en que la mano poderosa de Dios lo cubría le libraría del mal.
Esta frase afirma que Jabes no quería nada lejos de Dios, ya que al hablar del mal implicaba algo que no proviene de Él, este clamor afirma la integridad de una persona que desea vivir una vida de santidad, alguien que está consiente en que el pecado lo aleja de Dios, y por ende no le da cabida en su corazón.
Para el creyente actual el pedir que se libre del mal es que sean guardados de todo aquello que los aleja de la santidad, de tener actitudes o hechos que manchen el nombre de Dios, y es por ello que el mismo Jesús enseña sobre esto en la oración modelo:
«mas líbranos del mal; porque tuyo es el reino, y el poder, y la gloria, por todos los siglos. Amén» (Mateo 6: 13).
Jabes comprendía que el mal podría dañarlo, y es allí donde hay que meditar, ya que Jabes durante toda la oración reconoce que sin Dios nada podría lograr, y en esta frase admite que no desea ser dañado con el mal, en ese tiempo se refería a ser llevado a esclavitud por un gobierno tirano.
Sin embargo, también Jabes era consciente de que el mal le podía dañar, no solo físicamente sino en su integridad espiritual, y que podía deshorar a Dios. De ello el creyente actual, debe saber que el pecado surge en ser atrapado por el mal, y dejarse seducir por el, siendo consumado el pecado por su propia cuenta.
“Cuando alguno es tentado, no diga que es tentado de parte de Dios; porque Dios no puede ser tentado por el mal, ni él tienta a nadie; sino que cada uno es tentado, cuando de su propia concupiscencia es atraído y seducido. Entonces la concupiscencia, después que ha concebido, da a luz el pecado; y el pecado, siendo consumado, da a luz la muerte” (Santiago 1: 13-15).
Es por ello que Jabes clama para no ser dañado por el mal, y que Dios lo ayudara. Se puede entender que su convicción era determinada por su comunión constante delante de Dios, ya que desde que inicia reconoce su total dependencia a Él.
Cuantas veces los creyentes pierden esa conexión con Dios, por envolverse en los afanes diarios permitiendo ser envueltos en el mal "porque raíz de todos los males es el amor al dinero, el cual codiciado algunos, se extraviaron de la fe, y fueron traspasados de muchos dolores" (1ra Timoteo 6: 10)
Jabes siendo íntegro en su caminar deja ver a través de esta oración no solo su adoración, sino que comprendía lo que Dios desea para sus hijos, que es protegerlos de todo el mal, pero ello ocurrirá caminando con Él. Pero la mayoría de los creyentes ora por fortaleza en las tentaciones del enemigo, en vez de orar para que esas tentaciones no lleguen y Dios los proteja de caer en el mal.
Culmina esta cita bíblica con la respuesta de Dios a Jabes, diciendo: “Y le otorgó Dios lo que pidió”. Dios en su perfecta soberanía responde conforme a su voluntad, y Jabes sabía pedir conforme a la voluntad de Dios, y ante eso Él no podría dejarlo a un lado sino conceder su petición.
Dios escucha las oraciones de todos, y en eso hay que estar seguros, pero hay que ver en esta oración como Jabes logró destilar a través de ella la voluntad poderosa y perfecta de Dios en el futuro que le tenía preparado, es por eso que se revela el anhelo de Dios en dar mucho más de lo que nunca pensó pedir.
Para los creyentes es difícil encontrar esa voluntad de Dios, porque se deja envolver en el placer del mundo, "Pedís, y no recibís, porque pedís mal, para gastar en vuestros deleites" (Santiago 4: 3) y no piden conforme a lo que desea el Padre, y es esa conexión con Dios la que hará oraciones efectivas, donde lo espiritual domine al creyente.
«Y de igual manera el Espíritu nos ayuda en nuestra debilidad; pues qué hemos de pedir como conviene, no lo sabemos pero el Espíritu mismo intercede por nosotros con gemidos indecibles» (Romanos 8: 26)
Lo que se puede aprender de la oración de Jabes es que Dios desea que el creyente ensanche el territorio en su espectro espiritual y terrenal, donde lo que impere sea su convicción, donde está Dios a su lado, así como Jabes asumía esa protección divina.
También, se puede entender la sutileza con la que Jabes le pide a Dios sus promesas: su bendición, ensanchar el territorio otorgado, tener su mano dirigiendo, y librarlo de mal, para no ser dañado. Promesas eternas, que acompañan a todos aquellos que adoran a Dios.
De ello se puede decir, que todo lo que se desprende de la Oración de Jabes está dirigido en saber que sin Dios nada se obtiene, y que depender de Él por completo, teniendo una fe inquebrantable y en humildad, se podrá tener respuesta inmediata por parte del hacedor de todas las cosas, el verdadero Dios.
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