Línea de tiempo de la Historia de la Salvacion del Hombre
La Línea de tiempo de la Historia de la Salvación del Hombre, está referida a todos los acontecimientos que se vivieron desde el llamado que le hizo Dios a Abraham hasta el nacimiento del salvador del mundo Jesucristo.
A continuación se presentará la línea de tiempo, que conllevó a las diversas etapas que vivió la humanidad hasta la llegada de Jesús a la tierra.
Todo inicia cuando Dios llama Abraham, a partir de Ur de los Caldeos:
«Pero Jehová había dicho a Abram: Vete de tu tierra y de tu parentela, y de tu casa de tu padre, a la tierra que te mostraré. Y haré de ti una nación grande, y te bendeciré, y engrandeceré tu nombre, y serás bendición. Bendeciré a los que te bendijeren, y a los que te maldijeren maldeciré; y serán benditas en ti todas las familias de la tierra» (Génesis 12: 1-3)
Él fue el primero de los patriarcas, y fue padre de Isaac, concebido en su vejez. "Y era Abraham de 100 años cuando nació Isaac su hijo" (Génesis 21: 5)
Isaac a su vez fue el padre de los gemelos Esaú y Jacob. «Cuando se cumplieron sus días para dar a luz, he aquí había gemelos en su vientre. Y salió el primero rubio, y era todo bellido como una pelliza; y llamaron su nombre Esaú. Después salió su hermano, trabada su mano al calcañar de Esaú; y fue llamado su nombre Jacob. Y era Isaac de edad de setenta años cuando ella los dio a luz» (Génesis 25: 24-26)
Jacob tuvo 12 hijos que dieron origen a las 12 tribus de Israel, ellos fueron: Rubén, Simeón, Leví, Judá, Zabulón, Isacar, Dan, Gad, Aser, Neftalí, José, Benjamín. De esas tribus y clanes descendientes de estos patriarcas emigraron a Egipto para poder vivir.
Etapa de la Esclavitud, el Éxodo y la Alianza en el monte Sinaí
Los israelitas permanecieron en Egipto 400 años, al principio de su convivencia en esas tierras ellos vivían pacíficamente, pero con el pasar los años fueron hechos esclavos por el faraón de Egipto, quien los utilizaba como mano de obra para las construcciones que realizaba. El pueblo clamaban a Dios para que acabara la servidumbre que padecían.
«Aconteció que después de muchos días murió el rey de Egipto, y los hijos de Israrl gemían a causa de la servidumbre, y clamaron; y subió a Dios el clamor de ellos con motivo de su servidumbre. Y oyó Dios el gemido de ellos, y se acordó de su pacto con Abraham, Isaac y Jacob. Y miró Dios a los hijos de Israel, y los reconoció Dios» (Éxodo 2: 23-25).
Por ello Moisés es llamado por Dios para libera al pueblo de Israel y se le presenta desde una zarza ardiente:
«Y se le apareció el Ángel de Jehová en una llama de fuego en medio de una zarza; y el MIR, y vio que la zarza ardía en fuego, y la zarza no se consumía…viendo Jehová que él iba a ver, lo llamó Dios en medio de la zarza, y dijo: ¡Moises, Moises! Y el respondió: Heme aquí» (Éxodo 3: 2,4)
Y Dios le comunica que debería liberar al pueblo de la esclavitud que los tenía sometido el Faraón de Egipto. Es así, como Moisés liberó al pueblo del yugo faraónico, tras vivir las plagas, y hacerlos pasar por el Mar Rojo en seco gracias al poder de Dios que los acompañó, y celebraron la primera Pascua, y caminaron por el desierto durante 40 años hasta llegar a la tierra prometida.
En ese tiempo mandó Dios a Moisés a subir al monte Sinaí, y le entregó allí la tabla de los 10 Mandamientos, con los que se sellaba la alianza de Dios con el pueblo de Israel. Al llegar a la tierra prometida, los israelitas la encontraron ocupada, y tuvieron temor algunos pero otros dijeron que se los comerían como a pan.
Etapa de la Conquista
Al llegar a la tierra prometida, los israelitas la encontraron ocupada por gigantes, y Dios elige a Josué como el sucesor de Moisés, y lo pone al frente del pueblo.
«Mi siervo Moisés ha muerto; ahora, pues, levántate y pasa este Jordán, tú y todo este pueblo, a la tierra que yo les doy a los hijos de Israel. Yo os he entregado, como lo había dicho a Moisés, todo lugar que pisare la planta de vuestro pie. Desde el desierto y el Líbano hasta el gran río Eufrates, toda la tierra de los heteos hasta el gran mar donde se pone el sol, será vuestro territorio. Nadie te podrá hacer frente en todos los días de tu vida; como estuve con Moisés, estaré contigo; no te dejaré, ni te desampararé».(Josué 1: 2-5)
Y después de muchos años de luchas se logró la conquista de la tierra prometida.
Etapa de los Jueces
En esta etapa abarca desde la muerte de Josué hasta el nacimiento de Samuel, en este tiempo caben su vida nómada y se instalan en la tierra prometida, en 12 tribus asentadas. Y es por ello que Dios elige jueces para poder conducirlos, en la sana doctrina.
Los jueces de Israel fueron Israel son 14 en total, considerando a Samuel que fue juez, sacerdote y profeta: Otoniel (Jueces 3: 7-11), Aod (Jueces 3: 15), Samgar (Jueces 3: 31), Débora (Jueces 4: 5), Gedeón (Jueces 6-8), Abimelec (Jueces 9: 22), Tola (Jueces 10: 1), Jaír (Jueces 10: 3), Jefté (Jueces 10: 6-12: 7), Ibzán (Jueces 12: 8), Elón (Jueces 12: 11), Abdón (Jueces 12: 13), Sansón (Jueces 13-16), Samuel (1ra. Samuel 7: 15)
Etapa de los Reyes
En esta etapa el pueblo de Israel se organizó bajo la autoridad de Reyes, siendo el primer rey de Israel Saúl.
«Y tenía él un hijo que se llamaba Saúl, joven y hermoso. Entre los hijos de Israel no había otro más hermoso que él; de hombros arriba sobrepasaba a cualquiera del pueblo». (1ra Samuel 9: 2)
«Tomando entonces Samuel una redoma de aceite, la derramó sobre su cabeza, y lo besó, y le dijo: ¿No te ha ungido Jehová por príncipe sobre su pueblo Israel?» (1ra. Samuel 10: 1)
Saúl fue sucedido por David, el gran rey de Israel, quién logró unificar toda la nación israelita.
«Entonces dijo Samuel a Isaí: ¿Son éstos todos tus hijos? Y él respondió: Queda aún el menor, que apacienta las ovejas. Y dijo Samuel a Isaí: Envía por él, porque no nos sentaremos a la mesa hasta que él venga aquí. Envió, pues, por él, y le hizo entrar; y era rubio, hermoso de ojos, y de buen parecer. Entonces Jehová dijo: Levántate y úngelo, porque éste es. Y Samuel tomó el cuerno del aceite, y lo ungió en medio de sus hermanos; y desde aquel día en adelante el Espíritu de Jehová vino sobre David. Se levantó luego Samuel, y se volvió a Ramá» (1ra. Samuel 16: 11-13)
David fue sucedido por su hijo Salomón, quien es el encargado construir el gran templo de Jerusalén para adorar a Dios.
«En el año cuatrocientos ochenta después que los hijos de Israel salieron de Egipto, el cuarto año del principio del reino de Salomón sobre Israel, en el mes de Zif, que es el mes segundo, comenzó él a edificar la casa de Jehová…Y en el undécimo año, en el mes de Bul, que es el mes octavo, fue acabada la casa con todas sus dependencias, y con todo lo necesario. La edificó, pues, en siete años» (1ra. Reyes 6: 1-38)
Al morir el rey Salomón, el pueblo de Israel se dividió en dos reinos, el reino del norte, que era Israel, y el reino del sur que era Judá. A consecuencia de esta división, los reinos se empobrecieron y quedaron a merced de los grandes imperios vecinos.
Etapa de la División
A causa de la división del pueblo de Israel Dios envía a sus profetas, que se convierten en su voz para la conversión del pueblo de sus malos caminos y regresaran a la adoración genuina de su nombre.
«Jehová amonestó entonces a Israel y a Judá por medio de todos los profetas y de todos los videntes, diciendo: volvemos de vuestros malos caminos, y guardad mis mandamientos y mis ordenanzas, conforme a todas las leyes que yo prescribí a vuestros padres, y que os he enviado por medio de mis siervos los profetas. Más ellos no obedecieron, antes endurecieron su cerviz, como la cerviz de sus padres, los cuales no creyeron en Jehová su Dios» (2da. Reyes 17: 13-14)
Producto de los malos pasos de los reyes que no escuchaban a los profetas, es destruido el reino de Israel por los asirios, quienes arrasaron con todo, produciendo que el pueblo huyera y se dispersara en las tierras vecinas.
Etapa del Destierro
Producto que el reino de Israel fue destruido por los asirios, a todos los israelitas los deportan a Nínive. Siendo cautivos en Asiria
«Y desechó Jehová a toda la descendencia de Israel, y los afligido, y los entregó en manos de saqueadores, hasta echarlos de su presencia…hasta que Jehová quitó a Israel de delante de su rostro, como él lo había dicho por medio de todos los profetas sus siervos; e Israel fue llevado cautivo de su tierra a Asiria, hasta hoy» (2da. Reyes 17: 20, 23)
Luego de esto, el reino de Judá fue invadido también y destruido por el imperio de Babilonia, quienes deportaron a todos los israelitas y a otros los tomaron cautivos.
«Y quemaron la casa de Dios, y rompieron el muro de Jerusalén, y consumieron a fuego todos sus palacios, y destruyeron todos sus objetos deseables. Los que escaparon de la espada fueron llevados cautivos a Babilonia, y fueron siervos de él y de sus hijos, hasta que vino el rey de los persas» (2da. Crónicas 36: 19-20)
Luego de muchos años de destierro los israelitas pueden regresar a su tierra, pero ya no como una nación independiente, sino como una provincia del imperio persa.
Y con gran dedicación Nehemías y Esdras, logran trabajar con todo el pueblo en la reconstrucción de la ciudad y del Templo.
«Les dije, pues: vosotros veis el mal en que estamos, que Jerusalén está desierta, y sus puertas consumidas por el fuego; venid, y edifiquemos el muro de Jerusalén, y no estemos más en oprobio» (Nehemías 2: 17)
Pasado el tiempo Alejandro Magno derrota al imperio persa y todos los territorios pasaron a estar en manos de los griegos, quienes tenían el dominio del pueblo de Israel, que debió soportar la dominación de este reinado, que a su vez quería inculcarle sus costumbres religiosas, pero los israelita se opusieron.
Después de un tiempo los romanos lucharon con los griegos, a quienes dominaron y construyeron un nuevo imperio que se extendió por todo el mundo, fue el general Pompeyo quien conquistó toda Jerusalén y destruyó el Templo como acción de sometimiento y dominio.
Nacimiento de Jesús
Durante el imperio romano llegó a la tierra Jesús el Salvador, el Mesías, el Hijo de Dios, quien trae la salvación a la tierra:
"
Y ahora, concebirá en tu vientre, y darás a luz un hijo, y llamarás su nombre Jesús. Este será grande, y será llamado Hijo del Altisimo; y el Señor Dios le dará el trono de David su padre; y reinará sobre la casa de Jacob para siempre, y su reino no tendrá fin» (Lucas 1: 31-33)
«Y José subió de Galilea, de la ciudad de Nazaret, a Judea, a la ciudad de David, que se llama Belén, por cuanto era de la casa y familia de David; para ser empadronado con María su mujer, desposada con él, la cual estaba encinta. Y aconteció que estando ellos allí, se cumplieron los días de su alumbramiento. Y dio a luz a su hijo primogénito, y lo envolvió en pañales, y lo acostó en un pesebre, porque no había lugar para ellos en el mesón» (Lucas 2: 4-6)
De niño Jesús fue lleno del carácter de un ungido de Dios, muy dedicado al conocimiento de la Palabra de Dios en el templo:
«Y aconteció que tres días después le hallaron en el templo, sentado en medio de los doctores de la ley, oyéndoles y preguntándoles. Y todos los que le oían, se maravillaban de su inteligencia y de sus respuestas» (Lucas 2: 46-47).
Jesús cumpliendo el mandato de ser bautizado por Juan el Bautista a sus 30 años, recurre a él para poder recibir el bautismo en agua por arrepentimiento.
«Entonces Jesús vino de Galilea a Juan al Jordán, para ser bautizado por él… Y Jesús después que fue bautizado, subió luego del agua; y he aquí los cielos fueron abiertos, y vio al Espíritu de Dios que descendía como paloma, y venía sobre él. Y hubo una voz de los cielos, que decía: Este es mi Hijo amado, en quien tengo complacencia» (Lucas 3: 13, 16-17)
Al iniciar Jesús su Ministerio hizo el llamado a los 12 apóstoles que lo acompañarían en su misión de dar a conocer el reino de Dios.
«En aquellos días él fue al monte a orar, y pasó la noche orando a Dios. Y cuando era de día, llamó a sus discípulos y escogió a doce de ellos, a los cuales también llamó apóstoles: a Simón, a quien también llamó Pedro, a Andrés su hermano, Jacobo y Juan, Felipe y Bartolomé, Mateo, Tomás, Jacobo hijo de Alfeo, Simón llamado Zelote, Judas hermano de Jacobo, y Judas Iscariote, que llegó a ser el traidor» (Lucas 6: 12-16)
Pasado el tiempo estipulado Jesús es entregado a los sacerdotes por Judas y es crucificado y resucita a los 3 días, par luego ascender a los cielos y estar a la diestra del Padre, dejando la gran comisión a todos los que creen en su nombre.
«Y Jesús se acercó y les habló diciendo: Toda potestad me es dada en el cielo y en la tierra. Por tanto, id, y haced discípulos a todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo; enseñándoles que guarden todas las cosas que os he mandado; y he aquí yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo. Amén» (Mateo 28: 18-20)
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