Parábola del Sembrador

Parábola Del Sembrador

La Parábola del Sembrador es una enseñanza dada por Jesús a sus seguidores, donde se explica los motivos de cómo es tomado en la vida de las personas el mensaje dado, haciendo una ilustración clara de las personas al recibir la predicación del Reino.

Esta parábola es muy importante, ya que se puede encontrar en los tres evangelios sinópticos, que permiten mostrar la narración dada por Jesús, que busca enseñar los 4 panoramas que se presentan al recibir el mensaje del Evangelio en las vidas.

Índice
  1. Parábola del Sembrador
  2. Elementos de la Parábola del Sembrador
    1. El Sembrador
    2. La Semilla
    3. El agua para regar la Semilla
  3. Los Cuatro tipos de Tierra en la Parábola del Sembrador
    1. En el Camino
    2. En Pedregales
    3. En Espinos
    4. Buena Tierra

Parábola del Sembrador

Parábola del Sembrador

La parábola del sembrador es una enseñanza dada por Jesús donde se dan los motivos y causas que se producen al escuchar el mensaje de Dios. En ella se describen 4 tipos de reacciones motivadas a la predicación de la salvación. La parábola en el evangelio de Marcos dice lo siguiente:

«Otra vez comenzó Jesús a enseñar junto al mar, y se reunió alrededor de él mucha gente, tanto que entrando en una barca, se sentó en ella en el mar; y toda la gente estaba en tierra junto al mar. Y les enseñaba por parábolas muchas cosas, y les decía en su doctrina:

Oíd: He aquí, el sembrador salió un sembrar, y al sembrar, aconteció que una parte cayó junto al camino, y vinieron las aves del cielo y la comieron. Otra parte cayó en pedregales, donde no tenía mucha tierra; y brotó pronto, porque no tenía profundidad de tierra.

Pero salido el sol, se quemó; y porque no tenía raíz, se secó. Otra parte cayó entre espinos; y los espinos crecieron y la ahogaron, y no dio fruto. Pero otra parte cayó en buena tierra, y dio fruto, pues brotó y creció, y produjo a treinta, a sesenta, ya ciento por uno. Entonces les dijo: El que tiene oídos para oír, oiga» (Mateo 4:1-9)

En este sentido hay varios componentes dentro de esta parábola que no entendían los discípulos, y luego que Jesús culminó ellos le pidieron al maestro que le explicará al detalle a qué se refería cuando hablaba de esta parábola, y fue de la siguiente manera:

«Cuando estuvo solo, los que estaban cerca de él con los doce le preguntaron sobre la parábola. Y les dijo: A vosotros os es dado saber el misterio del reino de Dios; mas a los que están fuera, por parábolas todas las cosas; para que viendo, vean y no perciban; y oyendo, oigan y no entiendan; para que no se conviertan, y les sean perdonados los pecados.

Y les dijo: ¿No sabéis esta parábola? ¿Cómo, pues, entenderéis todas las parábolas? El sembrador es el que siembra la palabra. Y éstos son los de junto al camino: en quienes se siembra la palabra, pero después que la oyen, en seguida viene Satanás, y quita la palabra que se sembró en sus corazones.

Estos son asimismo los que fueron sembrados en pedregales: los que cuando han oído la palabra, al momento la reciben con gozo; pero no tienen raíz en sí, sino que son de corta duración, porque cuando viene la tribulación o la persecución por causa de la palabra, luego tropiezan.

Estos son los que fueron sembrados entre espinos: los que oyen la palabra, pero los afanes de este siglo, y el engaño de las riquezas, y las codicias de otras cosas, entran y ahogan la palabra, y se hace infructuosa. Y éstos son los que fueron sembrados en buena tierra: los que oyen la palabra y la reciben, y dan fruto a treinta, a sesenta, y a ciento por uno» (Mateo 4:10-20)

Elementos de la Parábola del Sembrador

Parábola del Sembrador

Al leer la parábola del sembrador de ella se desprende una diversidad de elementos que deben ser analizados, y que confirman la enseñanza dada por Jesús a todos sus discípulos, y son los siguientes elementos:

El Sembrador

Cuando Jesús habla en esta parábola del Sembrador se está refiriendo a sí mismo, pues en ese tiempo Él era el que llevaba la palabra de salvación al pueblo de Israel.

«El que siembra la buena semilla es el Hijo del Hombre» (Mateo 13:37)

De este modo en la actualidad el sembrador es el apóstol, profeta, evangelista, pastor, maestro de la palabra, misionero, creyente que está predicando en cada momento la palabra de Dios convirtiéndose en ese Sembrador.

«El sembrador es el que siembra la palabra» (Marcos 4:14) 

Esa labor del sembrador es llevar la palabra a todas las personas, y de esa manera producir la siembra de las semillas que dará el fruto que dependerá del terreno, por ello que Dios al igual que este sembrador busca esparcir las semilla de su Palabra sin ningún tipo de distinción ni preferencia.

La Semilla

En la parábola cuando se habla de la semilla está refiriéndose a la palabra de Dios o mensaje de salvación. La semilla se convierte en el insumo principal de la labor de la siembra pues es por medio de ella que se tendrá el resultado esperado según sea el caso.

«El sembrador es el que siembra la palabra» (Marcos 4:14)

De este modo el reino de Dios se esparce a través de la predicación de su Palabra, pues la semilla es esa enseñanza y predicación que todos los hombres y mujeres creyentes en Dios lo llevan a todo lugar.

Asimismo, es la palabra de Dios esa semilla que tiene vida en sí misma, y en cualquier lugar donde se siembre tendrá el poder viviente en la producción de su fruto, de tal forma el sembrador busca llevar esa semilla a todo sitio.

«La fe es por el oír, y el oír, por la palabra de Dios» (Romanos 10:17)

Parábola del Sembrador

De este modo la semilla o la palabra sembrada viene a producir efecto en la vida de la persona, cumpliendo así el fruto, que variará el resultado según sea el terreno donde se siembre la semilla.

«Siendo renacidos, no de simiente corruptible, sino de incorruptible, por la palabra de Dios que vive y permanece para siempre» (1ra. Pedro 1:23)

El agua para regar la Semilla

Aunque la parábola no hace referencia al agua es importante entender que para que una semilla germine necesita del agua, para que dé resultado y germina el fruto de su raíz. En este sentido el agua simboliza a la presencia del Espíritu Santo que es la única fuente que puede hacer germinar la semilla de la palabra de Dios, activándola en la vida de las personas.

Al tener esa conexión con el Espíritu de Dios comenzará a crecer la semilla que ha sido sembrada en cada corazón. Y se cumplirá la palabra que podrá recorrer las almas y corazones alrededor del mundo,

«Y será predicado este evangelio del reino en todo el mundo, para testimonio a todas las naciones; y entonces vendrá el fin» (Mateo 24:14)

Los Cuatro tipos de Tierra en la Parábola del Sembrador

Parábola del Sembrador

En esta parábola la semilla que es depositada en cada persona podrá germinar y echar raíces para dar fruto, dependiendo del tipo de tierra donde cae, en este caso viene a representar los tipos de personas y mentalidades que hay en el mundo, que determinará el destino y el fruto de la palabra sembrada.

De ese modo el terreno o tierra donde es sembrada la semilla es el corazón humano, y es el mismo tipo de semilla en los cuatro tipos de terrenos que hace mención la parábola, donde la palabra es tratada de una forma particular por los oyentes, mostrando el rendimiento del tipo de suelo donde es sembrada.

A continuacion se presentan los distintos terrenos donde es sembrada la semilla, y son los siguientes:

En el Camino

Esta primera semilla cae en el camino, en un terreno muy duro que no pudo adentrarse a la tierra y posicionarse en el terreno, para dar fruto

«El sembrador salió a sembrar su semilla; y mientras sembraba, una parte cayó junto al camino, fue pisoteada y las aves del cielo se la comieron» (Lucas 8:5)

Eso se refiere a las personas que son insensibles a la Palabra de Dios, tienen un corazón endurecido, teniendo su mente entenebrecida, son de las personas que se muestran indiferentes a la predicación de la palabra de Dios y no le dan la importancia de vida pues es un terreno duro como lo dice la palabra.

«Los de junto al camino son los que oyen, pero luego viene el diablo y quita de su corazón la palabra para que no crean y se salven» (Lucas 8:12)

Este tipo de personas no valoran la palabra, a tal punto que la semilla es pisoteada indicando que es menospreciada la Palabra, y en el contexto de las aves que se la llevan y comen la semilla se refiere a los demonios que dominan las mentes de la persona, negándose a entender la Palabra.

En Pedregales

Parábola del Sembrador

Este terreno en el que cae la semilla tiene poca profundidad, y está extendida sobre rocas donde no hay humedad ni nutrientes, para que la semilla de el fruto requerido. Aunque empieza a germinar no puede echar raíz y el sol la quema.

«Otra parte cayó en pedregales, donde no tenía mucha tierra; y brotó pronto, porque no tenía profundidad de tierra.  Pero salido el sol, se quemó; y porque no tenía raíz, se secó» (Marcos 4:5-6)

De este modo, estas personas reciben de forma superficial la Palabra, y según sean sus emociones y sentimientos podrán tener convicciones profundas y sinceras. Sin embargo, al encontrarse con las dificultades de la vida volverán atrás y no dará el fruto apacible de la Palabra que ha sido entregada en sus manos.

«Estos son asimismo los que fueron sembrados en pedregales: los que cuando han oído la palabra, al momento la reciben con gozo; pero no tienen raíz en sí, sino que son de corta duración, porque cuando viene la tribulación o la persecución por causa de la palabra, luego tropiezan» (Marcos 4:16-17)

Este tipo de personas, inicialmente, le gusta la Palabra pero no la valoran de forma correcta, y cuando por causa de la palabra de Dios son abrumados, perseguidos o vituperados no prosiguen las enseñanzas de Dios, dejándolas a un lado sin profundizar en ellas.

En Espinos

Parábola del Sembrador

En este terreno donde cae esta semilla, aunque germina de forma perfecta y crece, las espinas la oprimen de tal forma que la hacen que muera, eso se refiere a las situaciones o cosas que vienen a desplazar a Dios como el primero en su vida, trayendo consigo la desaparición de la Palabra.

«Otra parte cayó entre espinos; y los espinos crecieron y la ahogaron, y no dio fruto» (Marcos 4:7)

En este sentido, las preocupaciones y los intereses que se presentan en el mundo vienen a producir a las personas que busquen las cosas terrenales, desviándose del propósito divino, y abrazando los placeres y entretenimientos del mundo.

«Estos son los que fueron sembrados entre espinos: los que oyen la palabra, pero los afanes de este siglo, y el engaño de las riquezas, y las codicias de otras cosas, entran y ahogan la palabra, y se hace infructuosa» (Marcos 4:18-19)

En ese caso la persona, progresivamente, se aleja del propósito de Dios, deja de buscarlo en oración, ayuno, lectura de la Biblia, pues comienza a suplantar estas actividades por otros intereses más importantes y prioritarios, para el momento que esté viviendo.

Buena Tierra

Esta última tierra es la que terminó creciendo y dio el fruto deseado, es aquella que se refiere a las personas que escuchan la Palabra de Dios con un corazón humilde, está deseoso de conocer todo lo referente al reino de los cielos, buscando cada día honrar a Dios a pesar de las circunstancias que puedan vivir.

«Pero otra parte cayó en buena tierra, y dio fruto, pues brotó y creció, y produjo a treinta, a sesenta, y a ciento por uno» (Marcos 4:8)

Ese tipo de terreno o personas busca a diario conocer la Palabra de Dios, permitiendo que el Espíritu Santo haga el trabajo en sus vidas trayendo la activación de los dones espirituales y del fruto de la Espíritu, que lo llevará a cumplir el propósito de Dios en su vida.

«Y éstos son los que fueron sembrados en buena tierra: los que oyen la palabra y la reciben, y dan fruto a treinta, a sesenta, y a ciento por uno» (Marcos 4:8-20)

Esto quiere decir que la persona profundiza en la Palabra de Dios y logra permanecer fuerte ante las pruebas y distracciones que se presentan en su camino, comprendiendo que cada una de las cosas obra para bien es su vida, para crecer conforme al destino profético al que ha sido llamado.

Para finalizar se puede decir que la parábola del sembrador viene a enseñar que la meta de Dios es que toda persona de el fruto de arrepentimiento, y esto dependerá del tipo de vida espiritual que puede tener una persona de forma fructífera.

Enseñando además que los creyentes tienen el deber de predicar la Palabra, y esparcir esa semilla en cualquier lugar, sin importar las circunstancias y de esa manera expandir el evangelio, y lograr dar el fruto de acuerdo a la tierra donde ha sido sembrada.

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