Simbología de la Parábola de la Vid

Parábola De La Vid

La Parábola de la Vid fue una narración dada por Jesús que viene a explicar como es la vida de una persona en el camino de Dios, haciendo una alegoría de un árbol que es podado por un viñador, y sus ramas dan un fruto específico.

En este sentido haciendo esta comparación Jesús explica que Él es ese árbol que da el fruto, mientras que Dios es el viñador, y las ramas se convierten en cada uno de los creyentes, algunos darán frutos y serán podados por el Padre mientras que otros se secarán y tendrán que ser quitados.

Índice
  1. La Parábola de la Vid
  2. Simbología de la Parábola de la Vid
    1. Jesús es la Vid Verdadera
    2. Dios es el Viñador
    3. Las Ramas de la Vid
    4. Las Ramas Infructuosas son Quitadas
    5. Las Ramas Fructuosas se Podan

La Parábola de la Vid

La Parábola de la Vid

En la Biblia se encuentran una diversidad de figuras literarias que permiten embellecer cada una de las historias que se cuenta en ella, para poder comprender los designios de Dios, y en este caso Jesús hace una metáfora o alegoría con respecto a elementos naturales que eran fácil de asociar por todos sus oyentes.

En este caso Jesús quería mostrarle a sus discípulos y a todos sus oyentes la importancia que es estar unidos a Dios, y por medio de Él podrían lograrlo, como lo dice Juan 15:

«Yo soy la vid verdadera, y mi Padre es el labrador. Todo pámpano que en mí no lleva fruto, lo quitará; y todo aquel que lleva fruto, lo limpiará, para que lleve más fruto. Ya vosotros estáis limpios por la palabra que os he hablado.Permaneced en mí, y yo en vosotros.

Como el pámpano no puede llevar fruto por sí mismo, si no permanece en la vid, así tampoco vosotros, si no permanecéis en mí. Yo soy la vid, vosotros los pámpanos; el que permanece en mí, y yo en él, éste lleva mucho fruto; porque separados de mí nada podéis hacer.

El que en mí no permanece, será echado fuera como pámpano, y se secará; y los recogen, y los echan en el fuego, y arden. Si permanecéis en mí, y mis palabras permanecen en vosotros, pedid todo lo que queréis, y os será hecho. En esto es glorificado mi Padre, en que llevéis mucho fruto, y seáis así mis discípulos.

Como el Padre me ha amado, así también yo os he amado; permaneced en mi amor. Si guardareis mis mandamientos, permaneceréis en mi amor; así como yo he guardado los mandamientos de mi Padre, y permanezco en su amor. Estas cosas os he hablado, para que mi gozo esté en vosotros, y vuestro gozo sea cumplido.

Este es mi mandamiento: Que os améis unos a otros, como yo os he amado. Nadie tiene mayor amor que este, que uno ponga su vida por sus amigos. Vosotros sois mis amigos, si hacéis lo que yo os mando. Ya no os llamaré siervos, porque el siervo no sabe lo que hace su señor; pero os he llamado amigos, porque todas las cosas que oí de mi Padre, os las he dado a conocer.

No me elegisteis vosotros a mí, sino que yo os elegí a vosotros, y os he puesto para que vayáis y llevéis fruto, y vuestro fruto permanezca; para que todo lo que pidiereis al Padre en mi nombre, él os lo dé. Esto os mando: Que os améis unos a otros» (Juan 15:1-17)

Con esta alegoría Jesús hace énfasis en la igualdad que Él tenía con Dios, que antes de este encuentro lo había manifestado al decir lo siguiente:

  1. «Yo soy la luz del mundo» (Juan 8:12)
  2. «Yo soy el pan de vida» (Juan 6:35)
  3. «Yo soy el camino» (Juan 14: 6)
  4. «Yo soy la puerta» (Juan 10: 9)

En este sentido Jesús explica que Él es la vid y sus ramas son los creyentes, mientras que el Padre es ese viñador, por lo que se entiende que aquella rama que se fructifican representa a un verdadero creyente en Dios, ya que tienen una identidad que no se deja caer en la duda.

Por otra parte, aquellas ramas que son estéril se pueden conocer como creyentes que no dan un fruto espiritual, y no han tenido un encuentro real con Dios por lo que han estado separado de su enseñanza, que es la que produce el fruto necesario.

Y hay que destacar que cuando Jesús da esta enseñanza tenía delante de Él a todos sus discípulos, y les revelaba la importancia de permanecer en Él, siendo ellos esas ramas de las que habla la alegoría, y once eran esas ramas frutales mientras que una era infructuosa, y este era Judas quien no siguió la enseñanza del Señor.

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Simbología de la Parábola de la Vid

Simbología de la Parábola de la Vid

En esta parábola se puede ver cómo Jesús se dirigía de forma directa a todos sus discípulos, es por ello que aún en la actualidad esta alegoría resuena en los oídos y corazones de todos sus seguidores. Es por ello que a continuación se dará una breve explicación de cada uno de los elementos que componen esta narración:

Jesús es la Vid Verdadera

Lo primero que dice esta alegoría es que Jesús en la Vid, es decir ese árbol que podría dar el alimento y nutrientes para que las ramas den el fruto deseado, y pueda sustentarse de forma sólida en su crecimiento.

«Yo soy la vid verdadera»

Esto sucede producto que en el Antiguo Testamento el viñador era Dios y la vid era el pueblo de Israel, el Señor bendijo a todos que estaban conectados a su fuente, los cuidó y cortó las ramas que que no dieron frutos, pero esa vid fue desechada y no dio el fruto completo que tanto anhelaba Dios.

Dios buscó la forma en que Israel pudiera dar el fruto que tanto estaba anhelando, pero no lo dio, es por ello que el quitó ese muro y lo dejó desprotegido. Por lo tanto fue pisoteada por todas las naciones extranjeras, y sufrió fuertemente ya que había perdido el privilegio de su cobertura.

Es por ese motivo que Jesús se convierte en esa nueva vid, es un nuevo pacto a través del unigénito de Dios, quien es la fuente cercana y permanente que le da vida a todas las ramas, ya que de Él viene todos los nutrientes suficientes para poder complementar la vida de todo creyente, tanto en el aspecto espiritual como físico.

Dios es el Viñador

Otro símbolo importante que se ve dentro de esta metáfora dada por Jesús es que el viñador o labrador es el Padre Celestial, esto surge del trabajo real que tiene un labrador con ese árbol, que se convierte en su hijo al que cuida, en el mismo sentido que Dios lo hace con su hijo siendo una verdadera asociación a como el Padre Celestial busca el bienestar de su hijo.

«y mi Padre es el labrador»

Jesús toma el caso del viñador ya que los discípulos estaban familiarizados con el trabajo de este hombre, por lo tanto al plantar una Vid el viñador tendría varios deberes, y entre esos estaba cortar aquellas ramas que no se fructificaran, además de recortar aquellas ramas frutales para que la savia se concentrará en cada uno de los frutos, y buscar la forma en que creciera de la mejor forma el árbol.

En este sentido, este viñador es el que suministra el abono y todo lo que necesita este árbol para que crezcan las ramas y puedan estar sustentadas, y de ese modo poder verlo crecer y tener abundancia de frutos.

Las Ramas de la Vid

Como se ha dicho, anteriormente, las ramas se convierten en aquellos creyentes en Dios, es por ello que al estar conectada esta rama realmente a la vid, que es Jesús, permanecerá segura y nunca podrá ser quitada, ya que podrá dar el fruto que tanto se está esperando.

«Como el pámpano no puede llevar fruto por sí mismo, si no permanece en la vid, así tampoco vosotros, si no permanecéis en mí. Yo soy la vid, vosotros los pámpanos; el que permanece en mí, y yo en él, éste lleva mucho fruto; porque separados de mí nada podéis hacer»

Eso quiere decir que aquella rama que solo tiene la unión superficial será eliminada, es por eso lo que le sucedió a Judas, pues él no estaba conectado a la vid que era Jesús, y sucumbió en el error y el pecado.

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Las Ramas Infructuosas son Quitadas

Otro punto que se debe tocar es que aquellas ramas que no dan frutos son quitadas, ya que cuando las ramas que están dando frutos crecen estas evitan que se expandan y pueden dañar esa cantidad de fruto que esté brotando de la rama que está fructificando, por ello es esencial quitarla del árbol.

«El que en mí no permanece, será echado fuera como pámpano, y se secará; y los recogen, y los echan en el fuego, y arden»

En este sentido, se está dirigiendo a todos esos creyentes que pueden estar asistiendo a la iglesia, pero no tienen esa conexión directa con Jesús, tienen una relación superficial y que no está dando fruto en su vida, es por ello que en ese caso deben cuidarse de no caer en esa separación que hace mención esta enseñanza, y la Biblia en otro pasaje hace referencia a ello.

«Los conocerás por sus frutos. Un árbol de espinos no produce uvas ¿cierto? Si el árbol es bueno va a dar frutos buenos, sin embargo si el árbol es malo, los frutos que dará van a ser malos” (Mateo 7:16-17)

Las Ramas Fructuosas se Podan

En el caso de las ramas que está dando fruto estas son limpiadas por el viñador para que está pueda dar aún mayor fruto, siendo necesario esto en la vida espiritual de cualquier creyente, pues esto se refiere a que el Padre elimina todos los pecados y esas cosas que limitan al creyente en dar nuevos frutos de justicia y verdad.

«Y todo aquel que lleva fruto, lo limpiará, para que lleve más fruto. Ya vosotros estáis limpios por la palabra que os he hablado. Permaneced en mí, y yo en vosotros»

Cuando se habla de podar o eliminar cosas del creyente estas pueden ser materiales, pueden ser amistades, pueden ser cosas que practica la persona y lo aleja de la vid, es por ese motivo que es morado para que pueda dar todos estos frutos que tanto está anhelando el viñador, es decir Dios.

Para finalizar se puede decir que Jesús es la Vid verdadera y a través de esta enseñanza se puede ver que hay que buscarlo en Espíritu y en Verdad, con el corazón, para ser esas ramas que dan el fruto correcto, y no convertirse en esas ramas infructuosas que serán cortadas, y Dios no desea que sus hijos se pierdan sino que puedan llegar ante su presencia.

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