La Parábola del Hijo Pródigo

Parábola del Hijo Pródigo

La parábola del Hijo Pródigo es una enseñanza que Jesús dio para representar la relación de un hijo con su padre, en la que es fracturada, pero luego se reconcilian para entrar en una nueva etapa de relación, demostrando la esencia de un amor inquebrantable.

De ella se pueden desprender varias fases que se vive la rebeldía, la debilidad, el arrepentimiento, el perdón. Que son situaciones que vive un ser humano, y Jesús busca hacer reflexionar ante las relaciones humanas, dando importancia a la relación del Padre e Hijo. Haciendo semejanza a lo que hace el Padre Celestial con sus hijos.

Esta parábola Jesús la narra delante de "publicanos y pecadores... y los fariseos y los escribas murmuraban..."(Lucas 15: 01-02) quienes luego de escucharla muchos se arrepintieron de sus pecados, y otros lo repudiaron más.

Índice
  1. La Parábola del hijo Pródigo
  2. La Vida del Hijo que se fué
  3. Y vuelve el Hijo Pródigo
  4. Actitud del Hermano del Hijo Pródigo

La Parábola del hijo Pródigo

La Parábola del Hijo Pródigo

Jesús inicia esta parábola de la siguiente forma:

«También dijo: Un hombre tenía dos hijos; y el menor de ellos dijo a su padre: Padre, dame la parte de los bienes que me corresponden; y les repartió los bienes»(Lucas 15: 11-12).

En esto se puede ver que es una parábola que tiene los siguientes personajes: un padre, un hijo mayor y un hijo menor. “Un hombre tenía dos hijos".

Cuando se habla del Padre se puede decir que era un hombre mayor algo anciano con una condición social pudiente, que tenía una fortuna guardada a causa de su trabajo de años, pues no le afectó la petición del hijo en recibir la herencia.

También se menciona del Hijo Mayor, aunque no se da mayores detalle de su característica, se puede deducir que siendo el hermano mayor fue educado y preparado con esmero por su padre, pues siendo el primogénito, tendría algunos privilegios y le tocaría administrar el negocio familiar.

Y por último, está el Hijo Menor, quién de igual forma debió haber recibido una buena educación, y preparación por parte del padre, sin embargo él tiene una visión aventurera, de conocer otras cosas y decide pedir adelantada su herencia "Padre, dame la parte de los bienes que me corresponden"

En este aspecto hay algo que resaltar aquí: ¿por qué si tenía comodidad en su casa decide pedir la herencia e irse? De aquí se supone que como todo hogar habían reglas que cumplir, y quizá el cansado de ellas, quería salir y vivir a su manera.

Otra cosa que se debe mencionar es que el padre no muestra oposición a la decisión del hijo, sino que le da la oportunidad en que haga lo que bien le parezca. Algo que quizá para la época sería descabellado. Pero Jesús sabía al punto que quería llegar.

En esta parábola Jesús le está hablando a todo el pueblo escogido de Dios, a aquellos que cansado de las reglas y normas impuestas por el Padre, deciden irse. Y Dios en su respeto al libre albedrío no protesta, sino que los deja caminar.

La Vida del Hijo que se fué

Cuando el hijo menor cumple su misión en obtener su herencia, Jesús prosigue el relato y describe la nueva vida de este joven:

«No muchos días después, juntándolo todo el hijo menor, se fue lejos a una provincia apartada; y allí desperdició sus bienes viviendo perdidamente. Y cuando todo lo hubo malgastado, vino una gran hambre en aquella provincia, y comenzó a faltarle. Y fue y se arrimó a uno de los ciudadanos de aquella tierra, el cual le envió a su hacienda para que apacentase cerdos. Y deseaba llenar su vientre de las algarrobas que comían los cerdos, pero nadie le daba»(Lucas 15: 13-16)

En esta descripción hay que analizar lo siguiente "se fue lejos a una provincia apartada" este joven no se quiso mudar cerca de su hogar, sino que se alejó lo más que pudo de su Padre, de ello se puede desprender esto: no quería ningún tipo de contacto con su padre.

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Estaba en un lugar sin nadie que le hiciera cumplir normas, eso despertó en el joven una vida "libertina", pues haría lo que nunca pudo hacer, bajo la autoridad de su padre y en ese tiempo vino a darle sentido a esta frase: “allí desperdició sus bienes viviendo perdidamente".

La Parábola del Hijo Pródigo

Se puede suponer que el alcohol, las fiestas, las mujeres, eran el lo que este joven hacía, gastaba todo el dinero en un mal vivir, ya que este joven había olvidado los valores inculcados por su padre. Es por ello que Jesús hace hincapié en mostrar como muchos creyentes al apartarse del Padre Celestial, sufren una ruptura total.

Jesús continuando con el relato, especifica lo siguiente "Y cuando todo lo hubo malgastado, vino una gran hambre en aquella provincia, y comenzó a faltarle" Este joven olvidándose por completo de su origen, pierde todo sus recursos. Y la vida hostil viene a afectarlo, pues no tendría como sostenerse, y poder llevar su nueva vida libertina.

Esto al llevarlo al plano actual se ve mucho cuando un creyente que se aparta de la cobertura de Dios, pierde la fe, el amor, la bondad, la mansedumbre, la tolerancia, y en ocasiones su dignidad por envolverse a los placeres del mundo, aislado de Dios. Produciendo una vida llena de hostilidad y que lo lleva a un despeñadero.

En este sentido prosiguiendo la parábola, vemos a este joven que decide buscar un trabajo, para poder sostenerse, pues la ciudad vivía una fuerte crisis económica. Por lo que "se arrimó a uno de los ciudadanos de aquella tierra, el cual le envió a su hacienda para que apacentase cerdos" verdaderamente, estaba necesitado al aceptar este tipo de trabajo.

La Parábola del Hijo Pródigo

Hay que resaltar el punto en el que el joven acepta cuidar cerdos, pues en el contexto que Jesús narra la historia, que era el pueblo judío, en sus leyes tenían como animal inmundo al cerdo, por lo que tener contacto con uno de ellos era una aberración.

Esa impureza de la que se habla en el contexto judío llega a un creyente cuando está separado de Dios, y ese es un ejemplo que Jesús quiere dejar claro, que este joven al estar fuera de la cobertura de su padre, sin ningún tipo de orden, su vida es como un cochinero.

Vale destacar este otro punto con el que Jesús viene a confrontar la vida que le tocó afrontar a este joven “Y deseaba llenar su vientre de las algarrobas que comían los cerdos, pero nadie le daba" a tal punto de necesidad llegó este joven que deseaba comer basura, degradando su vida a la de un animal inmundo.

Moralmente este joven estaba destrozado, al igual que económicamente. Situación que se da en aquellos que apartados de la casa del Padre Celestial quieren enrumbar sus vidas, pero solo encuentra estiércol, y situaciones inmundas que los manchan.

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Y vuelve el Hijo Pródigo

Ese paso dado por el hijo de regresar a casa de su Padre culmina con una nueva oportunidad, como lo relata Jesús:

«Y levantándose, vino a su padre. Y cuando aún estaba lejos, lo vio su padre, y fue movido a misericordia, y corrió, y se echó sobre su cuello, y le besó. Y el hijo le dijo: Padre, he pecado contra el cielo y contra ti, y ya no soy digno de ser llamado tu hijo. Pero el padre dijo a sus siervos: Sacad el mejor vestido, y vestidle; y poned un anillo en su mano, y calzado en sus pies. Y traes el becerro gordo y matadlo, y comamos y hagamos fiesta; porque mi hijo muerto era, y ha revivido; se había perdido, y es hallado. Y comenzaron a regocijarse»(Lucas 15: 20-24)

El joven apenado por sus acciones jamás imagina ser recibido de la manera en que lo hizo su padre. “Y cuando aún estaba lejos, lo vio su padre, y fue movido a misericordia, y corrió, y se echó sobre su cuello, y le besó”.

La Parábola del Hijo Pródigo

Nótese algo, el padre no esperó que llegase, él salió a buscarlo. Eso habla que el padre siempre estuvo a la espera de su regreso. Además, que no esperó que hablase, para abrazarlo y besarlo. De esa misma forma el Padre Celestial está apresto en recibir a sus hijos, el los deja ir y los recibe sin hacerle preguntas, solo le muestra su alegría y amor por su llegada.

El joven quizás aún más apenado por el recibimiento inmerecido, le pide perdón a su padre, "Padre, he pecado contra el cielo y contra ti, y ya no soy digno de ser llamado tu hijo" esto habla de como este joven fue educado en el aspecto espiritual y donde los valores se rescatan, al decir esas palabras de arrepentimiento.

Hay que acotar que el padre no le responde a las palabras del hijo, sino que lo interrumpe anunciando una gran celebración por su llegada "Sacad el mejor vestido, y vestidle; y poned un anillo en su mano, y calzado en sus pies. Y traes el becerro gordo y matadlo, y comamos y hagamos fiesta".

La Parábola del Hijo Pródigo

El padre no le reprocha, y mucho menos lo rechaza en la condición en que llega, lo acepta como se encuentra. Su misión es hacerle saber al hijo que su amor no ha cambiado, y que siempre le dará lo mejor “sacad el mejor vestido…poned un anillo... calzado en sus pies...el becerro gordo".

El Padre Celestial muestra esa bondad y amor, hacia sus hijos dándole valor espiritual a cada elemento que le colocan. El vestido es la nueva vida revestida de la presencia de Dios en su vida.

Por su parte, el anillo en el tiempo de Jesús, representaba el símbolo de la realeza, por lo que Dios, le expresa a sus creyentes que son parte de su realeza, el nuevo calzado, representa la Palabra de Dios como lumbrera en su camino, que no lo haría desviarse de la casa del Padre.

La fiesta es la representación de celebrar la vida nueva, y desechar la muerte que arropaba a este joven que estaba envuelto en el pecado. Y es allí donde Jesús apunta, al valor que le da el Padre Celestial al arrepentimiento de los pecados de sus hijos.

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Actitud del Hermano del Hijo Pródigo

La parábola del hijo Pródigo es una enseñanza que refleja las actitudes humanas, y Jesús la culmina mostrando el corazón del hermano mayor.

«Y su hijo mayor estaba en el campo; y cuando vino, y llegó cerca de la casa, oyó la música y las danzas, y llamando a uno de sus criados, le preguntó qué era aquello. Él le dijo: Tu hermano ha venido; y tu padre ha hecho matar el becerro gordo, por haberle recibido bueno y sano. Entonces se enojó, y no quería entrar. Salió por tanto el Padre y le rogaba que entrase. Más el, respondiendo, dijo al padre: He aquí, tantos años te sirvo, no habiéndote desobedecido jamás, y nunca me has dado ni un cabrito para gozarme con mis amigos. Pero cuando vino este tu hijo, que ha consumido tus bienes con rameras, has hecho matar para él el becerro gordo. Él entonces le dijo: Hijo, tú siempre estás conmigo, y todas mis cosas son tuyas. Más era necesario hacer fiesta y regocijarnos, porque este tu hermano era muerto, y ha revivido; se había perdido, y es hallado»(Lucas 15: 25-32)

Todo el relato muestra las fallas que comete el hijo menor, pero en este apartado de la historia se muestra una actitud que evidencia unos pecados de los más graves que son el orgullo y la soberbia. El hermano mayor se sentía merecedor de todo lo mejor, por no haber abandonado y deshonrado al padre.

La Parábola del Hijo Pródigo

De esta forma, Jesús viene a develar la actitud de los fariseos, quienes no aceptaban a los pecadores que se arrepentían, y les negaban la entrada a la casa de Dios. Tomando la posición egoísta y soberbia del hijo mayor: "He aquí, tantos años te sirvo....y cuando vino este tu hijo... has hecho matar para él el becerro gordo"

El hijo mayor se negó a entrar a la celebración, por lo que el padre salió a convencerlo, rehusándose éste en festejar lo que para él era aplaudir el despilfarro de su hermano.

Asimismo, es importante analizar la forma despectiva a que se refiere al hermano "vino este tu hijo", es tanta la molestia que lo desconoce, algo que habla de un corazón orgulloso, falto de amor.

Jesús cierra la parábola enseñando el valor de un mayor genuino: "Hijo, tú siempre estás conmigo, y todas mis cosas son tuyas. Más era necesario... regocijarnos ...tu hermano era muerto, y ha revivido", el padre le hace ver a su hijo mayor que por sus acciones no lo va a amar más o menos, sino que su amor estará por ser su hijo.

El hijo mayor viene a representar a los que están en la iglesia, dicen cumplir la ley, obedecer mandatos, mantenerse en "santidad", no ser pecadores, vivir para Dios, pero sus corazones son como los de los fariseos, perdidos en los deleites propios.

Se puede culminar diciendo que la parábola del hijo pródigo demuestra el amor de Dios por sus hijos, y de como siempre está disponible a recibir a sus hijos con los brazos abiertos, sin importar su condición, mientras tengan ese arrepentimiento genuino en su corazón.

Además, hay que destacar el valor que tiene el Padre al arrepentimiento de su creación, ilustrando la fiesta que hay en el cielo cuando un alma pide perdón en tener un corazón desviado a malos pasos.

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